Sólido y frágil

Javier Velasco, que el año pasado realizó una de las exposiciones más sorprendentes del Centro Andaluz de Arte Contemporáneo (CAAC) de Sevilla, presenta en esta edición de Arco una continuación de ese trabajo. El artista, nacido en La Línea de la Concepción (Cádiz) en 1963, juega con los conceptos eterno y efímero en su obra Monolitos.

"El cuerpo es pasajero, frágil, pero sirve como vehículo para los sentimientos, que son eternos", asegura Velasco, quien en 2000 representó a España en la Bienal de Venecia en la muestra Ofelias y ulises.

Monolitos está compuesto por dos piezas de vidrio semicirculares de dos metros de altura. De ellas salen cientos de ramas o tentáculos de vidrio fundido que el artista ha pegado con rayos UVA. "Es una pieza pensada para que el espectador entre en ella y pueda experimentar esa mezcla de atracción y miedo que produce el espacio. La verdad es que la obra está inspirada en un instrumento de tortura llamado el beso de la dama, que es un sarcófago revestido de objetos punzantes que atraviesan a su víctima cuando se cierra", comenta el artista que este año ha cambiado de marchante y participará en Arco en el stand de la galería madrileña Trama.

Velasco, que en 2004 ofrecerá una individual en el Museo Barjola de Gijón y tiene pendiente una gran muestra organizada por la Diputación de Cádiz, llevará también a la feria internacional dos fotografías de sus serie Perforados y Corazón, una obra en la que un corazón de filamentos de cristal flota en dos kilos de mercurio.