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Crónica:FÚTBOL | La jornada de Liga
Crónica
Texto informativo con interpretación

Benítez resuelve su jeroglífico

El Valencia, tras un sinfín de cambios tácticos, vence a un Mallorca muy especulador

Aquello fue un jeroglífico, con un sinfín de cambios tácticos, de hombres que iban y venían, variando su posición a cada instante. Un laberinto que Benítez no paró de pisar hasta encontrar la salida, el gol que se resistía. Ante un rival muy especulador, el Mallorca, que sólo persiguió el empate. Pero Benítez halló, casi el final, el premio a su perseverancia, a su búsqueda constante de soluciones, y el Valencia se adjudicó su tercera victoria consecutiva ante un rival decepcionante, tal vez cansado de su heroica eliminación del Madrid el miércoles en la Copa del Rey.

Marcó Mista, uno de esos secundarios siempre dispuesto a aprovechar su cuarto de hora de gloria, con un hambre voraz por jugar al fútbol, tan decisivo como el que más en el pasado título liguero. Cuando vienen mal dadas, cuando los titulares se atascan, Benítez recurre a a este tipo de gente muy fiable: Sánchez y Mista, fundamentalmente. Ayer, primero salió Sánchez y descubrió varios senderos. Y después Mista, que convirtió en gol el primer balón que tocaba tras un gran pase de Vicente.

VALENCIA 1 - MALLORCA 0

Valencia: Cañizares; Réveillère, Ayala, Pellegrino (Sánchez, m. 65), Carboni; Bufete (Baraja, m. 69), Albelda, Vicente, Fabio Aurelio; Aimar (Mista, m. 75); y Carew. Mallorca: Leo Franco; Cortés, Niño (Miquel Soler, m. 85), Lussenhoff, Poli; Novo, Lozano, Marcos (Biagini, m. 87), Riera (Carlos, m. 66); Ibagaza; y Eto'o. Goles: 1-0. M. 77. Vicente mete un pase interior a Mista y éste, de toque suave y con la zurda, bate a Leo Franco. Árbitro: Ramírez Domínguez. Amonestó a Pellegrino, Cortés, Riera y Baraja. Unos 48.000 espectadores en el estadio de Mestalla.

El Mallorca, cuando quiso, ya no pudo. Ibagaza y Eto'o, tan desabastecidos, fueron sombras de sí mismos. Y al contrario de lo que venía ofreciendo, Manzano se blindó atrás y, sobre todo, prescindió de uno de sus dos delanteros habituales. Ni rastro del Mallorca que se llevó con 10 hombres todos los honores de Riazor.

Carew jugó ayer de delantero centro y de extremo; Carboni, de lateral izquierdo y de central; Vicente, de medio centro y de interior, lo mismo que Fabio Aurelio; Aimar, de esto y de lo otro; y así sucesivamente. El Valencia se volvió loco por momentos, se desorganizó en otros e incluso acusó la ausencia en la primera hora de Baraja, el hombre que le da una personalidad muy marcada a este equipo. El jugador con el que Aimar multiplica su rendimiento, porque queda liberado de mucho trabajo sucio. De hecho, sin la presencia de Baraja, Aimar se sintió en ocasiones desolado, desamparado y obligado a desgastarse el doble para conseguir la mitad.

Tras una primera parte embolicada, impropia de un conjunto tan ordenado, el Valencia atacó con todo tras el descanso. El mismo Ayala dejó su guarida y se fue a rematar algún centro, lo que fue interpretado como una invitación al contragolpe por parte de ese león indomable que es Eto'o. El delantero camerunés hizo acto de presencia por fin en Mestalla y sirvió un balón de oro a Novo, cuyo remate, muy previsible, despejó con el pie el reaparecido Cañizares.

Como el Valencia no daba con la tecla adecuada, Benítez optó por la medida más impopular: suplir a Aimar por Mista, lo que fue entendido como contradictorio por Mestalla, que abroncó el cambio. Pero tuvo un efecto inmediato. Vicente halló la mina entre la nube de polvo que levantaba la defensa mallorquinista. Descubrió un pase por el mismo centro del área y Mista, al límite del fuera de juego, tocó la pelota muy suave y muy justa a gol.

Por fin se abrió el Mallorca y el partido cobró cierta intensidad. Se vio al mejor Valencia y Carew, de extremo derecho, aprovechó su potencia descomunal en el uno contra uno ante el incombustible Miquel Soler, impotente ante el obús noruego. Ya al final y con el encuentro desatado, parte de la grada tuvo una reacción impresentable, reteniendo el balón cada vez que le caía para perder tiempo. No hubiera hecho falta: el Mallorca, tras eliminar al Madrid, se quedó sin aliento.

Carew intenta llevarse la pelota entre Lozano y Niño.
Carew intenta llevarse la pelota entre Lozano y Niño.JOSÉ JORDÁN

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