John Browning, pianista
John Browning, uno de los mayores virtuosos del piano de nuestro tiempo, falleció el domingo 26 en su casa de Sister Bay, Winsconsin, Estados Unidos, tras sufrir un fallo cardiaco. Tenía 69 años.
Nacido en Denver, en 1933, de padres también músicos, empezó a practicar el piano a los cinco años y dio su primer concierto como solista a los 10. En 1945, su familia se trasladó a Los Ángeles y en 1950, a los 17, empezó a estudiar con Rosina Lhévinne en la Julliard School, donde compartió aulas con otro gran pianista de su época, Van Cliburn, quien sería a lo largo de los años su principal competidor en concursos y premios.
Ambos encabezaban a una generación de pianistas estadounidenses de reconocido prestigio por su gran elegancia técnica, que incluía también a Leon Fleisher, Malcolm Frager, Gary Graffman y Byron Janis.
Desde sus inicios Browning tuvo una trayectoria profesional muy brillante y desplegó una arrolladora actividad que no restaba elegancia a sus interpretaciones; ni le libró tampoco de ver siempre el nombre de Van Cliburn asociado a cada crítica o artículo que se dedicaba a sus interpretaciones. Tenía una técnica extraordinaria; su estilo era reservado, elegante y penetrante, más intelectual que emocional. Contaba con un repertorio muy amplio, que incluía a Bach, Beethoven, Scarlatti y a los grandes compositores del siglo XX. También tocaba el clavicémbalo.
En 1955, Browning ganó el concurso Leventritt en Nueva York, que el año anterior había logrado Van Cliburn; en 1956 obtuvo la medalla de plata de la Queen Elisabeth International Music Competition de Bruselas, y en ese mismo año, a los 23, hizo su debú profesional con una orquesta, la Filarmónica de Nueva York, dirigida por Dimitri Mitropoulos.
En 1962 estrenó, en la inauguración del Lincoln Center, el Concierto para piano que Samuel Barber había escrito para él. Con su segunda interpretación de esta obra, grabada en 1991 en la RCA con Leonard Slatkin y la Saint Louis Symphony Orchestra, logró su primer Grammy; dos años después obtuvo el segundo Grammy con obras también de Samuel Barber.
Tuvo una carrera de una actividad casi frenética -daba más de 100 conciertos al año por todo el mundo- hasta los años setenta en que, agotado por la sobrecarga de trabajo, se impuso un ritmo más pausado. En la última década estuvo bastante activo e interpretaba unos 22 conciertos por temporada, aunque tuvo que cancelar algunos por una lesión de espalda, ya antes de que sus problemas de corazón del pasado noviembre le obligaran a faltar a sus compromisos con el público. Su último concierto fue el pasado mes de mayo en la sede del Tribunal Supremo de Estados Unidos.
A Browning le gustaba debatir sobre el lugar que ocupa la moral en la interpretación musical. "Tienes algunas opciones -puedes hacer un legato,
o utilizar el pedal siguiendo tu propia voz interior; o te decides a cumplir estrictamente las indicaciones del compositor"-, comentó en una entrevista hace unos diez años. "Se puede trampear, pero a medida que envejezco, hago menos trampas".-
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