Patrice Chéreau vuelve al teatro con 'Phèdre', su primer Racine
El espectáculo se estrenó anoche en el teatro del Odéon de París
Siete años después de haber anunciado su abandono definitivo de la dirección teatral, Patrice Chéreau (Lézigné, Maine et Loire, 1944), el cineasta de La reina Margot e Intimidad, ha regresado a los escenarios con el montaje de Phèdre, la tragedia de Jean Racine, en los Ateliers Berthier de París, sede provisional del Théâtre de l'Odéon-Théâtre de l'Europe. La obra se estrenó anoche y estará en cartel hasta el 20 de abril.
El último trabajo teatral de Chéreau, en 1996, poco antes de dedicarse exclusivamente a la dirección cinematográfica (por cierto: acaban de nombrarle presidente del jurado del Festival de Cannes de este año, sucediendo a David Lynch), había sido el de una obra de Bernard-Marie Koltès, Dans la solitude des champs de coton (que el mismo director había estrenado ya en 1987), autor al que Chéreau había dado a conocer en 1983 (Combat de nègre et des chiens) y cuya obra está estrechamente ligada con la del director, hasta tal punto que llegó a decirse que su retirada de los escenarios guardaba relación con la muerte de Koltès (1989).
Cierto o no, todo parece indicar que el fantasma de Koltès está en el origen de esta Phèdre que se estrena en París. Según ha confesado el propio Chéreau, en 1996, poco antes de terminarse las representaciones de Dans la solitude des champs de coton, Moidele Bickel, la diseñadora del vestuario, le dijo al director: "Ahora debes hacer lo mismo con Racine". Es decir, "debes abordar la lengua del clásico, el alejandrino, de la misma manera que lo has hecho con la lengua de Koltès".
De Koltès a Racine, curioso, sorprendente -aunque nada descabellado- itinerario, y más para un director que siempre había manifestado una marcada antipatía por la tragedia clásica francesa y el ronroneo de sus célebres alejandrinos. A título de curiosidad, cabe señalar que esta Phèdre llega, además, en un momento muy oportuno: cuando el Centre Pompidou homenajea la figura y la obra de Roland Barthes, al tiempo que se reeditan sus libros, entre ellos un breve y suculento ensayo, Sur Racine (1963), que en su día dio pie a un espectacular y brillante rifirrafe entre los mosqueteros de la nouvelle critique, capitaneados por Barthes, y los señores de la Sorbona.
Para interpretar el personaje, Chéreau ha escogido a Dominique Blanc, una actriz de pura raza, la cual, siendo todavía muy joven, empezó su carrera de la mano del director (Peer Gynt, 1981). Luego, Blanc trabajó con otros directores, entre ellos Luc Bondy, Jean-Pierre Vincent y Antoine Vitez. En 1997, Deborah Warner le confió el personaje de Nora en Casa de muñecas, interpretación que le valió el Molière a la mejor actriz de aquel año.
Babelia
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