Tres hombres desnudan sus sentimientos en el Arlequín con la obra 'Confesiones del pene'
La escena madrileña ha empezado 2003 con acento argentino. El primer estreno del año, en el Infanta Isabel, ha sido Art, protagonizada por el conocido actor Ricardo Darín. El musical Tanguera abrirá en unos días el nuevo teatro Alcalá y después llegarán otros montajes, como Made in Lanús, Acaloradas, Una bestia en la Luna y Cuestiones con Ernesto Guevara.
El próximo jueves aterrizarán en el teatro Arlequín Gustavo Ferrari, Nicolás Scarpino y Adrián Rey, unos actores que tienen mucho de que hablar sobre la intimidad masculina y lo hacen sin tapujos. En Confesiones del pene, obra que ya pudo verse en Barcelona el pasado año, los tres intérpretes debaten sobre el miembro viril, que sirve tanto para el placer como para consolidar una relación de amor, y que además participa en el acto de engendrar un hijo, según afirma el autor del texto, José Montero.
Dirigida por Luis Rossini, la obra propone "una especie de clase didáctica que relata ciertos aspectos de la intimidad masculina, y se hace desde el humor y los sentimientos, sin procacidades", afirman los promotores del espectáculo, que nació como contrapunto masculino a la aclamada obra Los monólogos de la vagina, de la autora Antonia García. Confesiones del pene permanecerá en cartel en el Arlequín (San Bernardo, 5), de martes a sábados, a las 22.30, y los domingos, a las 18.00, al precio de 20 euros.
En la misma línea del exorcismo de sentimientos y experiencias, pero en versión femenina, se encuentra la obra Confesiones de mujeres de treinta. Anabel Alonso, María Pujalte y Cati Solivellas interpretan en el teatro Lara (corredera Baja de San Pablo, 15) esta obra, creada por el brasileño Domingo de Oliveira en basado en las vivencias de un grupo de actrices.
Menos humor plantea el montaje Ildebrando Biribó o un soplo al alma, que la compañía El Gato Negro representa en el teatro Pradillo (Pradillo, 12) hasta el 19 de enero (de jueves a domingo, 20.30; 9 euros). Se trata de la reflexión de un apuntador sobre el oficio del teatro. "Ildebrando Biribó fue el apuntador de la primera representación mundial de Cyrano de Bergerac, al que se encontró muerto en su concha al final de la representación", adelantan los miembros de la compañía. Un Biribó resucitado habla ahora del teatro y la memoria sobre las tablas de la sala Pradillo. La misma compañía pone en escena otra obra, Alto secreto, los días 17 y 18 de este mes (a las 22.30), también en la Pradillo. La trama gira alrededor de un grupo de ladrones de cinco nacionalidades que se reúnen en Suiza para planear el robo de la joya más valiosa del mundo.
La sala Ensayo 100 (Raimundo Lulio, 20) estrena el año escénico con un montaje laureado. Ilusiones rotas, de Fernando Travesí, fue galardonada con el premio nacional de teatro Calderón de la Barca en 2001, y está interpretada por los miembros de la compañía Bollería Fina. Hasta el 19 de enero (de jueves a sábado, a las 20.30, y los domingos, a las 19.00. De 10 a 12 euros) el público puede presenciar "un montaje de calidad que busca provocar una risa, una lágrima, una reflexión, una inquietud o una duda", dice el autor de su texto, que cuenta con los apoyos de la Consejería de Cultura de la Comunidad de Madrid y del Ministerio de Educación y Cultura.
La obra presenta seis historias breves que mezclan a personajes sin nombre cuyos destinos "se tocan o se entrecruzan en el espacio y el tiempo sin respetar planes, destinos ni intenciones".
Después de 60 representaciones por toda España, otro montaje, Tennes & Wiliams, ocupa la sala TIS (Primavera, 11) hasta el 31 de enero). Allí, Iñigo de la Iglesia y Rubén Torres dirigen, producen, escriben e interpretan la dura vida del actor con una caja de cartón como único aderezo sobre el escenario. Según sus responsables, la obra "combina humor absurdo e inteligente con una manifiesta expresión corporal y textual".
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