Un español, a toda vela
Manuel Ruiz de Elvira es uno de los diseñadores del 'Alinghi', el barco suizo favorito en la Copa Louis Vuitton
Un español en la cima de la vela. Manuel Ruiz de Elvira es uno de los cerebros del Alinghi, el barco suizo favorito para intentar arrebatar en febrero la Copa del América, la competición más prestigiosa del mar, al Nueva Zelanda en sus aguas de la bahía Hauraki, en Auckland. Ayer empezó a confirmarlo al vencer en la primera regata de la final, a nueve, de la Copa Louis Vuitton al Oracle, estadounidense, al que ya había derrotado en las semifinales.
Manolo ha sido siempre un hombre de mar. Desde pequeño navegó en la clase infantil Optimist, de la que han salido grandes regatistas. Después, como tantos otros, siguió en diferentes clases de la vela ligera y empezó con los cruceros hasta que llegó un momento, ya en la universidad, en que tantas ocupaciones eran incompatibles. Y tuvo que elegir.
Su caso es el de aquéllos que consiguen el raro sueño de hacer de su trabajo un placer. Las regatas, ya sólo en cruceros, fueron cada vez menos, pero su curiosidad de siempre por saber cómo funcionan las cosas derivó en su atracción por estudiar ingeniería. Y parecía claro que la naval era su destino. Lo que nunca pensó, como tantos que luego tienen ese privilegio, es que se podría centrar aún más en el diseño de yates.
Las oportunidades también hay que buscarlas y, por medio de unos amigos, se enroló en 1990 en el primer proyecto español de la Copa del América, en la edición de 1992. Así aprendió los entresijos de uno de los más grandes retos del deporte y, gracias a ello, desde 1994 pudo montar ya una oficina de proyectos particular. Estaba en la cadena y, tras involucrarse también en los dos siguientes desafíos españoles, los de 1995 y 1999, conoció al holandés Rolf Vrolijk, el prestigioso jefe de diseño del Bravo y también de otros barcos participantes en la Vuelta al Mundo. Al entrar en el proyecto del Alinghi, éste le llamó y confirmó el gran sueño de Manolo con la Copa del América. La tecnología punta era ya su mundo. Aprovechando los recursos que da la gran competición para investigaciones en multitud de campos. En su oficina, para diseñar desde lanchas patrulleras hasta barcos de regatas. Y ahora, perfeccionándose en el reto del Alinghi, que consideró una apuesta "arriesgada e interesante" desde el principio.
Manolo ocupa el puesto de yacht designer, básicamente dedicado a carenas y apéndices, es decir, todo lo relativo al casco y a conseguir las mayores prestaciones. Lleva la predicción general con la ayuda de un programa de ensayos en canal, herramientas numéricas y programas específicos de predicción de velocidad que se hacen a medida. Y, además, ya en la fase final de la Copa, sigue trabajando con el equipo que forman 12 personas en diseñar y probar distintas soluciones para intentar saber cada día más cómo lograr que el barco navegue al 100% de velocidad la mayor parte del tiempo. Quizá por eso no le han preocupado los nuevos detalles técnicos desvelados el martes por el Nueva Zelanda y el Oracle. Está convencido, y los hechos le están dando la razón, de que su barco es la mejor opción.
No ha sido Manolo el único español en la actual edición. Juan Vila, navegante victorioso en la Vuelta al Mundo con el alemán Illbruck, se incorporó al Alinghi en julio, cuando el proyecto germano para la Copa del América se fue al traste por falta de dinero. No puede competir porque, según el reglamento, tendría que haber sido residente suizo desde marzo de 2002, pero sale a navegar en pruebas y se encarga de que todos los sistemas de navegación y electrónica funcionen para las regatas. Además, Luis Saenz estuvo como asesor legal y de reglas en el Team Dennis Conner, estadounidense, y Juan Meseguer fue uno de los diseñadores de velas del Prada, italiano. Incluso varios constructores españoles participaron también en la fabricación de los barcos del Oracle.
Manolo está feliz. Con Ernesto Bertarelli, el multimillonario que ha puesto dinero sobrado para que nadie tenga problemas. Y hasta tiene una opinión espléndida de Rusell Coutts, el gran patrón neozelandés del barco suizo. De él dice que no fichó tanto por dinero, dejando el campeón para pasarse a un aspirante, sino por ganar el nuevo reto de partir de cero uniendo a todo un grupo. Como un gran líder. Ayer ya volvió a demostrarlo al volver a ganar al Oracle y acercarse un poco más a la Copa del América.
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