La gala de cada día
Con bastante frecuencia, los diversos medios informativos y de comunicación registran acontecimientos referentes a un sinfín de "premios" de todo género y clase: premios de teatro, de novela, de periodismo, cinematográficos, de poesía, y hasta de economía; sobre todo, en su ámbito nacional. Toda esta serie, por sí misma, ya constituye un empacho informativo y social, que en cierto modo, provoca una natural consecuencia: la indigestión.
Pero avanzando un peldaño más, se observa que los ganadores de estos premios, en un alto porcentaje y utilizando un lenguaje coloquial "siempre son los mismos", es decir, los actuales actores y actrices del cinematógrafo, teatro, televisión; directores de cine muy poco conocidos para una gran masa de españoles; periodistas embarcados en la novela y viceversa; supuestos cantantes recién llegados, etcétera.
Aproximándonos a la objetividad, detectaríamos de inmediato el actual empacho producido por estos numerosos premios, organizados por el lobby de actores, actrices, cantantes y escritores, pero decidido por ellos mismos, incluso de una forma rotatoria. Después, hay emisoras de radio que dedican cuarenta y ocho minutos a las emocionantes declaraciones de cualquier ganapán.
Dejemos que lo organicen entre ellos mismos dentro del coto de sus profesiones; y sugiero que hagamos oídos sordos a esta verdadera pesadez de acontecimientos sociales. Porque, al fin y al cabo, lo que al pueblo llano le interesa es: poder pagar el colegio y el autobús escolar del hijo o del nieto; la próxima letra de cambio del automóvil o del frigorífico, y pintar el bungalow este domingo.
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