Murieron Kubala, Goyeneche...
Alfredo Goyeneche, presidente del Comité Olímpico Español, murió el 16 de marzo, en el desfiladero de Pancorbo, de accidente de circulación.
El español no fue el único dirigente olímpico que desapareció en 2002. Poco después fallecía el príncipe belga Alexandre de Merode, el hombre que creó la comisión médica y puso en marcha los primeros controles antidopaje.
2002 también sufrió la muerte de algunos futbolistas míticos, como Ladislao Kubala, exiliado húngaro, ex internacional del Barça y ex seleccionador español, que falleció el 17 de mayo a los 74 años. O como Vavá, brasileño, campeón del mundo en 1958 y 1962 y ex jugador del Atlético de Madrid. O Schiaffino, uruguayo de la primera época y ex jugador del Milan. O Fritz Walter, capitán de la República Federal Alemana de 1954, la que hundió en Berna a la maravillosa Hungría, que falleció el 17 de junio. O Nandor Hidegkuti, miembro de la selección húngara de los 50, la que maravilló al mundo y nunca ganó el Mundial. O Ramón Grosso, ex futbolista de la época de los yeyés y ex técnico del Madrid, el 12 de febrero.
También fallecieron los técnicos de fútbol Bernardino Pérez Pasieguito, ex entrenador del Valencia, y Valeri Lobanovski, entrenador del Dinamo de Kiev.
Fue un año duro para los atletas campeones olímpicos. Cuatro de ellos murieron: el norteamericano Willie Davenport, campeón de 110 vallas en México 68, murió el 19 de junio a los 59 años. La misma edad tenía Bob Hayes, el campeón de los 100 metros en Tokio 64. El más viejo de todos era Sohn Kee Chung, el coreano que ganó el maratón de Berlín 36, ante Hitler, bajo la bandera del invasor japonés. Y otro maratoniano, Mamo Wolde, campeón olímpico en México 68.
Y Sam Snead, mítico golfista ganador de siete grandes, habitual en las nostálgicas salidas de Augusta, murió a los 87 años.
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