Miguel Ángel Clares, violonchelista
El cuerpo del violoncelista murciano Miguel Ángel Clares, de 26 años, fue encontrado sin vida en su domicilio de la ciudad suiza de Gstaad, en la que trabajaba como profesor en la prestigiosa Academia Internacional de Yehudi Menuhin. Clares, pese a su juventud, era considerado en el mundo de la música como uno de los violonchelistas más reconocidos. Estaba entre los elegidos por su gran proyección musical, ya que, tras su paso por el Conservatorio de Murcia con el maestro Mariano Melguizo, lugar en el que destacó por su perfeccionismo, amplió sus estudios en Estados Unidos, concretamente en el Instituto Curtis de Filadelfia. De raza le venía al violoncelista, ya que procedía de una familia de músicos, puesto que, además de Miguel Ángel, tres de sus hermanos se dedican a la música. Su hermana Esperanza es musicóloga, y Cecilia toca el violín, mientras que su hermano Antonio toca la viola. Todo esto en una familia que vive la música como algo propio, ya que los padres son dos reconocidos melómanos en la ciudad de Murcia. Precisamente la joven promesa de la música iba a protagonizar estas navidades en la capital murciana, junto al cuarteto Saravasti, el tradicional concierto de Navidad en el Auditorio de Congresos de la localidad que le vio nacer. Con la mala noticia ya no se sabe si al final habrá concierto, aunque sus compañeros y amigos prefieren que sí, ya que se convertirá en un homenaje al considerado uno de los mejores intérpretes de violoncelo de España con importante proyección internacional. En una entrevista concedida meses atrás a un diario de Murcia, Clares explicó cuáles eran sus sentimientos hacia una profesión, la música, cuyo máximo reconocimiento es el calor del público: "Para el músico, lo más satisfactorio es estar en un auditorio y que lo saquen a saludar cuatro veces, que tenga que ofrecer bises y que no le dejen irse. Es signo de que a la gente le ha gustado".
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