_
_
_
_
SARA BARAS | Bailaora

"Pido a la vida que nunca se me vaya el coco"

Pregunta. Está representando a Mariana Pineda. ¿En qué se parece a ella?

Respuesta. Yo creo que en la pasión, pero a mi manera, por el baile. Porque Mariana Pineda llegó a algo más difícil: entregar su vida completamente.

P. Usted no llegaría a tanto, y menos con el garrote vil.

R. ¡Uy, qué miedo! ¡Qué horror!

P. Insiste en que no es el prototipo de flamenca: ni gitana, ni bata de cola, ni tez oscura ni pelo negro.

R. Es que soy muy diferente, como cualquier mujer que trabaja y, de repente, llega. Ahora somos una de las compañías más fuertes del flamenco. Pero a mí me gusta mucho trabajar y soy bastante responsable.

P. Y cree que eso en el flamenco no se da mucho.

R. Pues se da menos. Hay como una improvisación, lo que tú sientas en el momento. Y eso es superbonito, pero cuando hay otra parte controlada, ensayada, trabajada.

P. A Pineda la ajustician tras bordar la bandera - "ley, libertad e igualdad". ¿Usted qué borda?

R. Creo que bordao sale el espectáculo ahora. Y unir en esta obra a personajes tan importantes como Lluís Pascual o Manolo Sanlúcar, realmente es como si hubieras bordado tú algo importante.

P. ¿Y lo de morir por amor va con usted?

R. Yo daría la cara por cualquiera de los míos. Luego morir, morir... ya no sé si sería capaz.

P. ¿El flamenco está dominado por los hombres?

R. Lo estaba. Y, además, siempre ha sido machista.

P. ¿Usted lo ha librado de esa maldición, con un cuerpo de baile todo de mujeres?

R. Yo he sido un granito de arena chiquitito, pero algo he hecho. Cuando montamos la compañía, con músicos casi todos gitanos, parecía increíble que la jefa fuera una mujer.

P. Canales, Cortés, Amargo... ¿Se sigue quedando con Canales?

R. Llega un momento en que te quedas con un pellizquito de cada uno. Yo con Antonio reconozco que he aprendido mucho, y creo que he tenido la suerte de estar al lado en uno de sus mejores momentos.

P. Pues sólo la llamó inoperante, incompetente y antiprofesional, cuando usted le plantó a punto de estrenar La Cenicienta.

R. Antonio es así, es otra historia. Cuando las cosas no llevan el mismo camino, es mejor separarse. Se le fue la olla. Él para crear es como más loco.

P. "No pasaría modelos en ropa interior en la vida". ¿Se lo tragó con el desfile para Triumph?

R. En la vida te van pasando cosas y vas aprendiendo. Profesionalmente yo sí soy valiente. Personalmente, no. ¿Por qué podían pasar lencería los clásicos o los contemporáneos, pero los flamencos no?

P. ¿En qué se achanta en el ámbito personal?

R. Yo necesito tener gente que confía en mí, y tenerla continuamente. Estoy muy unida a mi madre y a todos mis hermanos, Y soy bastante miedosa.

P. Está usted en un sello de Correos. ¿Merecería un retrato un poco más grande?

R. [Ríe] Todavía me sorprende. Mi padre desde entonces ya no llama por teléfono. Escribe cartas.

P. ¿Se sabe el Aserejé?

R. Regular. Pero me lo bailan las hijas de los músicos de la compañía. Yo prefiero, por ejemplo, a Manolo Sanlúcar.

P. ¿Qué cosas la hacen saltar?

R. Para mí, lo peor son las injusticias; y lo peor, que los niños no tengan para comer.

P. ¿Sigue enamorándose cada diez minutos?

R. Yo soy horrible. Estoy ahora mismo mirando el movimiento de esos árboles y pensando en un árbol en el escenario.

P. ¿Y algo así más carnal?

R. Hombre, sí. Yo tengo una pareja maravillosa, y estoy encantada. Soy una tía normal.

P. Se descontrola si no se lava los dientes antes de bailar. ¿Y si no se ducha?

R. Ay, eso es verdad [ríe], soy horrible. Pues voy sin ducharme y no me pasa nada. Pero he llegado a salir cuatro veces a escena y a ir cuatro veces al camerino a lavarme los dientes.

P. Padre militar con hija flamenca. ¿Son una pareja típica, como guardia civil o torero con cantaora?

R. Lo que sí le digo es que me sentí muy orgullosa de mi padre cuando estuvo destinado en El Ferrol, y cuando se fue del cuartel le llamaban ¡Torero! Y le dieron la sorpresa de que saliera yo bailando. Mi padre, que es así como muy bien puesto, iba llorando. Fue flipante.

P. ¿Qué le pide a la vida?

R. Creo que estoy muy bien como estoy. Simplemente le pediría que nunca se me fuera el coco. Que sea capaz de valorar las cosas que tengo, que demasiado tengo ya.

Sara Baras, con el ordenador que siempre la acompaña en sus viajes.
Sara Baras, con el ordenador que siempre la acompaña en sus viajes.MARCEL.LÍ SÁENZ

PERFIL

Tiene 31 años, una voz cascada y una sonrisa dulce. Le encanta la música, leer, el cine y los ordenadores, y echa continuamente de menos la casa de sus padres. Lo más importante de su cuerpo de bailarina son "la cabeza y el corazón". Se ve "arribita", pero afirma que le queda mucho por subir. Lo intentará "hasta que el cuerpo aguante".

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_