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OFERTAS DE EMPLEO

La economía social capea la recesión

La plantilla de las sociedades laborales se incrementa un 29,9% en un año

Las cooperativas y sociedades laborales, lo que se conoce como economía social, han aumentado en España un 9,9% en un año, según datos del Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales. Son 41.289 empresas que dan trabajo a 374.736 personas. Entre ellas las que más crecen en empleo son las sociedades laborales limitadas, que han incrementado su plantilla un 29,9%.

Las cooperativas y sociedades laborales emplean a 374.736 personas, lo que supone el 2,29% de la ocupación en España

En un contexto de frenazo económico, la economía social se abre paso a contracorriente. Según la Dirección General de Fomento de la Economía Social, del Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales, el 30 de septiembre este sector en conjunto -cooperativas de trabajo asociado y sociedades laborales- daba empleo a 374.736 personas. Esta cifra supone un 2,29% de la ocupación en España.

El mayor incremento en la creación de empresas se produjo en las sociedades laborales limitadas, que sólo exigen tres socios y un capital inicial de 3.000 euros. Entre el 30 de septiembre de 2001 y la misma fecha de 2002, su número aumentó en un 28,8%, hasta alcanzar las 12.759. El número de trabajadores que estas empresas emplean subió de forma pareja, un 29,9%, llegando a los 55.087. Por contraste, el número de sociedades laborales anónimas disminuyó en un 8,1% y la cantidad de ocupados en las mismas en un 8,5%, en buena medida debido a la reconversión de parte de éstas en limitadas. Las cooperativas crecieron un 4,9% y sus trabajadores un 3,4%.

En conjunto, la economía social creó 17.496 empleos, lo que supone un incremento del 4,9%. El sector servicios se lleva la palma, con 11.574 puestos creados, mientras que la industria perdía 2.462. Entre enero y noviembre, el número de afiliados a la Seguridad Social creció un 3,9%.

Para Miguel Barrachina, que desde septiembre es director general de Fomento del Empleo Social, entre las razones de este crecimiento hay que situar "los recientes cambios legislativos favorables, la creciente preocupación por la dimensión social de las empresas y el hecho de que, en épocas de menor bonanza económica, este tipo de cooperativas y sociedades saben autorregularse para no tener que despedir a ninguno de sus socios trabajadores, a base de un esfuerzo personal que suele implicar recortes de retribuciones o redistribución de horarios".

Sobre la continua creación de empresas sociales en el último lustro, Barrachina observa un momento de inflexión en el cambio legislativo de 1996, con el Partido Popular en el poder, que otorgaba entidad jurídica a las sociedades laborales limitadas. Esta posibilidad de crear empresas muy pequeñas en las que más del 50% del capital está en manos de los trabajadores, ha sido uno de los factores que, según Barrachina, favoreció la eclosión de la economía social.

La regulación de las sociedades laborales limitadas, que logró la unanimidad parlamentario, continuaba un proceso iniciado en 1986, cuando el Gobierno del PSOE reglamentó la creación de sociedades laborales anónimas. Al frente de la dirección general de Cooperativas estaba entonces Sebastián Reyna, quien recuerda cómo una figura "pensada para resolver los problemas que originaba la reconversión industrial se convirtió, a finales de los ochenta, ya no en un modo de salvar empresas sino un cauce para crear nuevas".

Para Reyna sería un error atribuir el auge de la economía social a los ciclos económicos. "La clave", comenta, "está en que ahora vivimos la externalización de actividades por parte de las empresas, que afrontan las crisis reduciendo drásticamente su estructura, en muchos casos hasta dejar sólo un núcleo central, y subcontratando todo el resto de procesos; de esta manera, al externalizarse lo que antes se realizaba en el seno de la compañía, se generaliza el trabajo por cuenta propia, el autoempleo, hasta el punto de que ya forma parte de la estructura social". Según Reyna, cabe entender que para este sector no existan grandes saltos, sino un crecimiento paulatino incluso en época de crisis.

Otro factor importante del buen comportamiento de la economía social estriba, en su opinión, en el cambio legislativo de 1996, que permitió a los parados cobrar la prestación por desempleo cobrándola de una sola vez, siempre y cuando fuera destinada a crear una sociedad laboral limitada, para la que sólo se necesitaba medio millón de pesetas (ahora 3.000 euros). Estos factores, unidos al buen tratamiento fiscal del cooperativismo dan lugar al momento dulce de la economía social. En el Ministerio de Trabajo consta para 2003 una partida de más de 4.000 millones de euros, parte de la cual aporta el Fondo Social Europeo, destinada a que las comunidades autónomas fomenten esta forma de creación de empleo.

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