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Reportaje:

Rebelión en Roma

Batistuta, Tomic, Fuser y otros jugadores se enfrentan a Capello y casi llegan a las manos

El Roma lleva meses incubando el virus de la tensión. Así, a nadie le sorprendió que este jueves, en su centro de entrenamiento, las delicadas relaciones entre Fabio Capello y parte de su plantilla se tensaran hasta lo insoportable.

El detonante fue el análisis matinal del técnico para analizar la pésima actuación (1-3) ante el Arsenal en la Liga de Campeones. Capello se encerró en el vestuario con sus titulares y envió a sus suplentes al césped como si fueran personajes ajenos. La reunión fue tan áspera como cabía esperar del pésimo momento del equipo, décimo en el calcio, y los nervios de su entrenador, que parece querer manejar a gritos una crisis que ennegrece su imagen. Durante una hora, Capello utilizó su habitual dureza verbal contra sus pupilos. Un tono que exhibe por cuarto año y que muchos ya no soportan.

Mientras tanto, Tomic, Fuser, Sartor, Bombardini y, por supuesto, Guardiola, entre otros, es decir los marginados, se preparaban en el exterior. Para ellos, al castigo de no jugar se añadía el de no ser escuchados ni participar en una conversación colectiva. Un agravio profesional y humano que ha encendido sus ánimos.

La Gazzetta dello Sport y otros medios dieron ayer los detalles más polémicos. Al finalizar la bronca, la mayoría de los jugadores que apechugaron con ella se fueron al gimnasio o a la sala de fisioterapia. Batistuta fue el único que saltó al campo y enseguida comentó a sus compañeros excluidos lo que había pasado. "Que nos diga lo que piensa a la cara", bramó Tomic justamente cuando Capello aparecía en el terreno. Furibundo, Capello se dirigió a Batistuta: "¡Bravo! Felicidades por tu lengua larga. Ya les has contado todo". La respuesta del delantero argentino, que lleva semanas enfrentado con él por no jugar cuanto quisiera, concentró toda su amargura: "Siguen siendo mis compañeros". Fuser y Tomic se enzarzaron entonces en una desagradable discusión con Capello que, según algunos testigos, "rozó la violencia física".

Las cuitas del Roma se han desbordado: fichajes cuestionados; quejas de los aficionados; continuas lesiones de Totti; desencanto de Guardiola, que se siente engañado por Capello; ira de Panucci, que incluso ha pretendido agredir a un directivo; pésimo juego... El nerviosismo de Capello, que ya habla poco de fútbol y mucho de los árbitros -"nos quieren cortar las piernas; si esto sigue así, me iré al extranjero"- lo empeora todo.

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