Ascensión sin rivales

Hasta 1994, la presencia en Córdoba de una de las hermanas pequeñas de la esposa del presidente del Gobierno, José María Aznar, había pasado inadvertida, entre otras cosas porque María Jesús Botella (Madrid, 1962) ni siquiera estuvo afiliada al Partido Popular (PP) hasta 1993, dos años después de que su cuñado llegase a la presidencia del PP. Tras incorporarse como militante de base, María Jesús Botella Serrano inició una relación laboral con el PP, que la contrató como secretaria técnica del Grupo Popular en la Diputación de Córdoba. Fue entonces cuando empezó a difundirse lo que hasta entonces sólo conocían los amigos de esta ama de casa, casada con un primo-hermano, el médico Ignacio Serrano, y residente en Córdoba desde 1986, tras contraer matrimonio.

María Jesús Botella es la séptima hija en una familia de trece hermanos. Su abuelo materno era de Carcabuey, un pueblo de la Subbética cordobesa. Es madre de tres hijos, dos niñas y un varón. La aspirante a la presidencia del PP cordobés en el congreso extraordinario que realizará ese partido el próximo 21 de diciembre es licenciada en Derecho por la Universidad Complutense de Madrid, aunque nunca ha ejercido como abogada. Su trayectoria, primero laboral y luego política, está ligada al PP. En 1995 empezó por ser asesora del Grupo Popular en el Ayuntamiento de Córdoba, cuando el alcalde era del PP, Rafael Merino, con mayoría minoritaria. En esa fecha comenzó también a ocupar puestos directivos en el partido, primero en el Comité Ejecutivo del PP andaluz y después en la dirección provincial de Córdoba, donde fue elegida secretaria general, cargo que por primera vez tuvo remuneración económica.

El salto a las listas electorales fue inmediato. En 1999, figuró en tercer lugar en la candidatura de Rafael Merino en las elecciones municipales. Tras ser la candidata del PP a la presidencia de la Diputación, se convirtió en la portavoz de su grupo en la corporación provincial, cargo que ocupa ahora y que compagina con el de concejala en Córdoba.

María Jesús Botella no encontrará oposición en su aspiración a ser elegida presidenta provincial del PP, a diferencia de lo ocurrido en 2000 cuando el senador Enrique Bellido persiguió, y logró, ese cargo en un congreso en el que tuvo en contra a todo el aparato y a todos los cargos públicos populares. Bellido, posteriormente expulsado del Partido Popular, no quiso en su momento renunciar a su candidatura, que rivalizó con la del parlamentario andaluz Salvador Fuentes, y aceptar la de María Jesús Botella como solución intermedia y de consenso.

Si conquista la presidencia del partido, su primer reto estará en las próximas elecciones municipales. Izquierda Unida, que ahora ocupa la alcaldía, y el PSOE ya han anunciado que sumarán de nuevo sus fuerzas para conservar el gobierno municipal. Otro de los desafíos para ella es restañar las heridas en un partido que sufrió una fuerte convulsión cuando la dirección andaluza destituyó al comité ejecutivo provincial y designó una comisión gestora.

¿Cómo lo hará? Por ahora no se conocen sus planes ni con qué apoyos contará entre sus compañeros. Ella es una persona reservada, que actúa en política con gran cautela y mide con cuentagotas sus apariciones públicas, si bien las ha incrementado en los últimos meses. Quienes la conocen afirman que está algo dolida por las críticas que ha recibido por su participación en política y por su meteórica carrera, basada en que es cuñada de José María Aznar. Y es que en Córdoba nadie del PP se atreve a oponerse a sus deseos, como probablemente tampoco se opondrán a sus futuras aspiraciones que, al parecer, apuntan hacia el Senado.