Todo partió de un pez

Todo partió de un trozo de madera que acabó siendo un pez tras pasar por las manos de Antonio Domènech. La imagen de esos peces ya multiplicados inspiró a su amigo y vecino Manuel Sáez para dibujar algunos instrumentos y utensilios para pescar o cazar. Y lejos de ambos artistas valencianos, el belga Koen Broucke había plasmado en acuarela su mirada naturalista sobre pájaros y aves acuáticas.

Los tres han unido sus trabajos en la curiosa exposición titulada Històries Naturals, que se exhibe en el Col.legi Rector Peset de la Universitat de València. Les une a lo tres también el haber sido becados en la Academia Española en Roma y un gusto por el arte íntimo, evocador, sin estridencias, al menos por lo que respecta a las esculturas, dibujos y acuarelas que ocupan hasta el 20 de diciembre la sala de la muralla de la institución. Varias vitrinas contienen las esculturas de madera, rodeados por los dibujos y acuarelas.

El perfecto pescador de caña o El recreo del hombre contemplativo, de Izaac Walton, un libro clásico de la literatura inglesa del siglo XVII, fue el desencadenante, la excusa, de esta exposición que parece un cuento plástico. Domènech lo leyó y pensó en tres personajes: un pescador, un cazador y un halconero. Con su navaja empezó a dar forma a las maderas de desecho, emprendiendo el camino de la escultura y abandonando por un trecho su dedicación a la pintura. Para su viaje decidió invitar a dos amigos y repartió los papeles.

Cada uno ha expresado sus inquietudes artísticas en la exposición. Domènech ha modelado 'prototipos' de peces de maderas, unos más figurativos que otros; Sáez ha dado rienda suelta a su afición por el dibujo y los bodegones, trazando 'objetos eternos' como navajas y cuchillos; y Broucke indaga en la psicología humana a través de la fisiología de los pájaros, algunos inspirados en populares canciones flamencas.

El catálogo reúne textos de los artistas y del director del Rector Peset, Salvador Albiñana.