Todo el teatro menos la voz

Son actores, danzarines, músicos, payasos, mimos; juegos de luces, decorados, sorpresas: está en escena todo el teatro, menos la voz. Un estilo de teatro nacido en Israel, donde tienen su local propio; conocidos en todo el mundo, tratan de extender su estilo propio y de crear escuela.

En Madrid, en el Nuevo Apolo, la sala llena -y caben muchas personas-aplauden a rabiar, y saltan en sus butacas. Su música es la percusión, para la que utilizan toda clase de objetos, incluso sus cuerpos. Sobre unas plataformas sonorizadas tienen sus instrumentos, de los que sacan los ritmos de Oriente, de África, de América.

Lo más sorprendente es la perfección. En la danza, en los ritmos, en la velocidad del espectáculo, en la seguridad y en la disciplina.

El espectáculo no dura demasiado, lo justo para no destrozar los tímpanos, pero sí para dejar la sonoridad en el cuerpo de los espectadores, en gran parte jóvenes. Aunque todo el mundo ha sido alguna vez joven, y alcanza a todos.