Agassi, rumbo a la cima

Andre Agassi camina firme hacia el primer título del Tennis Masters de Madrid. Tras vencer al francés Sebastién Grosjean por 6-4, 3-6 y 6-4, hoy, a partir de las 13.00 (La 2), jugará la final contra el checoslovaco Jiri Novak (9º del mundo).

Lo mejor que podía pasarle al torneo es este broche con Agassi como máximo protagonista, por todo lo que representa el norteamericano en el tenis actual. Es, de todos los participantes que iniciaron el cuadro, el único que tiene en su carta de presentación haber ganado los cuatro torneos del Grand Slam (tres en Australia, uno en París, uno en Wimbledon y dos en Estados Unidos). Pero ante todo, es el único jugador en activo que, además de por juego, trasciende claramente su deporte sencillamente por carisma. Mucho más, incluso, que su compatriota Pete Sampras, pese a un palmares muy superior. Por algo Agassi sigue siendo, junto a Michael Jordan y Ronaldo, una de las tres estrellas globales que la firma Nike aprovecha como imagen promocional en el mundo entero.

Agassi ya había resultado arrollador frente a Juan Carlos Ferrero en los cuartos. Y es que animarse con él a un intercambio de golpes puede ser mortal si el estadounidense toma la iniciativa. Una forma de contrarestarlo es variarle la velocidad de pelota; alternar tiros potentes con golpes cortados. Eso propuso Grosjean desde el fondo de la pista. Al acompañarlo con un buen porcentaje de primeros servicios (conectó 19 aces) siempre estuvo al acecho en el partido. Pero la sensación general de dominio la mantenía Agassi, como demostró en el último y definitivo set.

Por segundo día consecutivo, tras el encuentro se lo vio salir del vestuario con una bolsa de hielo que le abultaba la camiseta en la zona de la espalda. ¿Problemas? 'Nada más que precaución -explicó-. He estado cinco semanas sin jugar y el físico se resiente'. Basta verlo en la pista para comprobar que está hecho un chaval. Sin embargo, y quizás porque sus 32 años contrastan con el hambre caníbal de los Hewitt, Ferrero y compañía, él es el primero que insiste sobre el tema de la veteranía. Por ejemplo cuando dice que ahora tiene que recurrir a lo que llama entrenamiento inteligente. ¿Perdón, entrenamiento qué...? 'Quiero decir', explica, 'que cuando eres es muy joven y no tienes tantas batallas encima, muchos de los defectos los solucionas pensando: 'OK, me entreno más tiempo y ya está'. Pero a los 32 uno es más conciente de sus limitaciones; no puede seguir encarando su entrenamiento de la misma manera que antes. A esta edad pasarse de rosca resulta fatal'.

Al final, como ya había ocurrido frente a Ferrero, todo el público le brindó una ovación que él agradeció saludando con reverencias. El muchacho sabe ganarse al público, y eso es un factor más de ayuda cuando todavía resta una batalla, la final nada menos. Dijo estar sorprendido: 'Sin duda es uno de los públicos más fantásticos, más pasionales, que me ha tocado ver en mi carrera', repite. Hoy tendrá una nueva oportunidad para ofrecer otro recital al público. Y, además, la ocasión de acercarse otra vez a la cima, al número 1 del mundo que ya ocupó en 1999. De ganar la final, quedará a tan sólo 18 puntos del líder del ranking, el australiano Lleyton Hewitt.