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Columna
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L'Entesa, viaje al PP

Ya se sabe si la militancia de EU se ha pronunciado por L'Entesa, como apuntaban ayer los pronósticos y un moderado optimismo. La coalición de Els Verds, Esquerra Valenciana y Esquerra Unida puede ser, en breve, no sólo una fiesta y una oferta de expectativas democráticas, sino un incordio para la mayoría absoluta de una derecha que camina, lentamente, eso sí, hacia el desguace. Dos años después de tira y afloja, de negociaciones, de suspicacias y alternativas, se ha echado el cerrojo: no va más.

Del meticuloso proceso, se han desmarcado algunas formaciones, como el Bloc Nacionalista Valencià, que lidera Pere Mayor; y otras, el PSPV, de gran calado y aires suficientes, para vérselas con la patulea conservadora, a la que pretende fulminar, por su cuenta, sin ningún compromiso. Pero apuesta por un bipartidismo, que recorta dolorosamente las opciones que exige una sociedad y una democracia plurales. Los poderosos partidos se las ventilan en solitario, si pueden, pero sin apenas miramientos, para las minorías.

En este punto, el cronista ha tomado un volumen de su biblioteca, y ha leído, con una sonrisa escéptica, unas frases de dedicatoria. En 1976, se publicó un libro sobre el PSOE, como se haría con otros partidos y sindicatos históricos o de nuevo cuño. Algunos de los autores de aquel libro, Paco Bustelo y Virgilio Zapatero, le manuscribieron al cronista: 'Por una izquierda unida' y ' Viva la unidad de la izquierda'. ¿Dónde paran tan apasionados y sinceros deseos, tan lúcidos propósitos? Pocos años más tarde, se esfumaron, en tanto la derecha se recomponía, engordaba y metía, sin ningún escrúpulo, a los caídos y a los vivos, que nutrieron las filas del fascio, del nacionalcatolicismo y de la tecnocracia opusdeísta, en el mismo cajón. El sobresalto ya no lo daría el espectro del Frente Popular, sino el del Partido Popular, con corbata y chequera al cinto.

De salir adelante, L'Entesa no actuará contra otras fuerzas de izquierda: se confrontará con el PP. Un PP que pretende desalojar a EU de las Cortes y de los ayuntamientos, mientras alienta astutamente al Bloc, para que alcance unas décimas menos del 5%: el perro del hortelano, que ni entra ni deja entrar. Maniobra supuestamente sutil, pero descarada y ceporra. Els Verds, que provoca escasos rechazos, con la sonrisa de Hammerstein, y el nacionalismo de Esquerra Valenciana, con Carlos Mulet, se pronunciarán en los próximos días. Una vez soldado el pacto, ningun otro partido podrá figurar en las listas para las elecciones autonómicas, aunque sí, según Joan Ribó, cordinador general de EU, en los municipios, donde se contemplan las particularidades y la 'participación de personas de izquierdas, de grupos ecologistas y de defensa de la lengua, de grupos independientes y de formaciones políticas que estén en nuestro entorno'.

Ayer, los 2.369 militantes de EU con derecho a voto, tenían referéndum en las 56 mesas, a lo largo del País Valenciano. Todo un saludable ejercicio cívico, del que estamos tan ayunos. Tal vez, modesto, si se quiere, pero recomendable y ejemplar, en una democracia peligrosamente regresiva, como la que padecemos. Y además, un instrumento que puede darle un buen viaje a ese PP, que ya no quiere mirar para Alemania. El mal les espanta.

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