Jordi Pujol pone ahora en duda la eficacia de la reforma del Estatut
La reforma del Estatuto en la próxima legislatura, aprobada en el Parlament hace dos semanas con los votos de CiU y Esquerra Republicana, con la que el partido de Jordi Pujol quiso escenificar su alejamiento del PP, ya no es tan 'eficaz' para el presidente de la Generalitat. En Lisboa, donde se encuentra en viaje oficial, Pujol puso en entredicho la eficacia real de esta vía para incrementar el autogobierno y defendió sin ambages su estrategia de negociación bilateral con el Gobierno central y el traspaso de competencias aprovechando las potencialidades de la Constitución, citando el artículo 150.2.
Según Pujol, la estrategia de CiU se ha basado en cuatro puntos: negociación bilateral entre los gobiernos catalán y central, agotar las posibilidades del Estatuto, interpretación proautonomista de la Constitución y traspaso de competencias reservadas en principio al Estado a través del artículo 150.2. como que los Mossos d'Esquadra asumieran la responsabilidad del tráfico.
Tras dos años de mayoría absoluta del PP, el presidente catalán cree que sus reivindicaciones cuentan más que nunca con el respaldo de la sociedad catalana, 'preocupada' por informes como el del Círculo de Economía que alertaba del frenazo que puede sufrir la economía catalana por la falta de inversiones públicas y también por el retroceso del autogobierno.
'Ante esta situación, sólo hay una forma de que nos contesten: pidiendo la reforma del Estatuto', sentenció Pujol. 'Si bien no es seguro que sea más eficaz', añadió, 'sí supone un planteamiento político no tan fácil de ser orillado o silenciado porque no seremos sólo nosotros los que lo pidamos, sino el 90% del Parlament'.
Jordi Pujol admitió ayer que el desembarco del presidente del Gobierno, José María Aznar, en Cataluña erigiéndose como el 'gran benefactor' de las inversiones estatales puede suponer un incremento electoral del PP en las próximas autonómicas en detrimento de CiU. En opinión de Pujol, sin embargo, estos actos propagandísticos no lograrán esconder la concepción centralista y jacobina que Aznar tiene de España, que comparó con la de Isabel la Católica y el Cid Campeador.
A un año de las elecciones autonómicas, que se celebrarán en otoño de 2003, el presidente catalán cree que el PP debe 'volcarse' en Cataluña para poder superar el 9,5% de los votos que obtuvo en los anteriores comicios, en 1999, aunque sea a base de rentabilizar las inversiones públicas en esta comunidad, por ejemplo el tren de alta velocidad o la ampliación del aeropuerto de El Prat. Y se mostró convencido de que la explotación electoral de esta fiebre inversora se prolongará con el objetivo de promocionar al que probablemente será el candidato popular a la presidencia de la Generalitat, Josep Piqué. 'Piqué tiene que presentarse con alguna carta', dijo Pujol en Lisboa.
No obstante, sabedor de que una de sus aficiones favoritas los fines de semana es cortar cintas inaugurales en Cataluña, el dirigente nacionalista consideró lógico que el PP quiera 'capitalizar' y sacar 'rédito electoral' de este esfuerzo inversor. Y aunque señaló que sería un 'sectarismo político' no reconocer este mérito gubernamental, a continuación lo desdeñó sin titubeos: 'No tenemos que agradecer nada a nadie. Tenemos el mismo déficit fiscal que siempre. ¿Por qué se les da tanta importancia ?', se preguntó. 'La noticia no es que las hagan, sino que hayan tardado tanto', añadió, al tiempo que se erigía en artífice de las mismas: 'La capacidad de presión de Convergència i Unió coincidió en que estas demandas se pusieran en marcha'.
Circunstancia feliz
A continuación, sin embargo, el presidente catalán reconoció que con esta política de inversiones el PP puede arrebatar votos a CiU en las autonómicas. 'Quizá sea un problema electoral para nosotros', opinó, 'pero respecto a Cataluña son una circunstancia feliz'. Pujol señaló que las inversiones en infraestructuras del Gobierno central en Cataluña evidencian el concepto que el PP tiene de España: 'Una idea de que Cataluña es un rincón, de que Madrid-Barcelona es un viaje de ida y vuelta, de que Barcelona es un final de trayecto'. 'Pues no', exclamó Pujol, 'sin Cataluña, España sí sería un rincón'. Pujol desveló que así se lo expresó a Aznar la pasada semana cuando compartieron coche oficial en Barcelona durante 15 minutos.
Para el presidente de la Generalitat, esta idea también es extensible al marco político, caracterizado, a su juicio, por un reforzamiento de los poderes centrales del Estado y la negación del carácter plurinacional de España. Por una parte, comentó, el Gobierno central niega reiteradamente un proceso paulatino de involución autonómica 'utilizando a veces respuestas de risa u ofensivas', como el anuncio del próximo traspaso a la Generalitat de las competencias del transporte marítimo de mercancías o de la titulación de pesca mayor. Por otra, actos como el del homenaje a la bandera demuestran, en opinión de Pujol, 'el pensamiento profundo' del PP, basado en un concepto de España 'de antaño, de núcleo duro, muy centralizado, en el que Cataluña es la periferia. Una idea similar a la de Isabel la Católica o el Cid Campeador'. 'A veces', manifestó Pujol en tono irónico, 'lo que se piensa de verdad se nota en los pequeños detalles', como el del acto de la bandera española. Y como colofón, el líder de CiU reiteró que no habrá Gobierno de coalición ni en Cataluña ni en Madrid mientras el PP no modifique estas actitudes.
Aznar rechaza la polémica
El presidente del Gobierno, José María Aznar, rechazó ayer entrar en una polémica sobre la cuantía de las inversiones del Ejecutivo central en Cataluña. En la conferencia de prensa ofrecida en el palacio de la Moncloa junto con el primer ministro danés y presidente de turno de la UE, Anders Fogh Rasmussen, Aznar explicó que frente a las personas que han dicho en el pasado que el Gobierno de la nación 'hacía poco esfuerzo' en Cataluña, hay otras 'que también han reconocido que estamos en el momento en que más inversión histórica se realiza desde el Gobierno y desde la Administración en Cataluña'. 'Estamos hablando de una comunidad que debe ser, es y debe seguir siendo un motor principal de la vida española en el futuro en todos los ámbitos', añadió
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