'No somos una universidad de la Iglesia'
El nombramiento de Esther Giménez-Salinas Colomer (Barcelona, 1949) como rectora de la Universidad Ramon Llull (URL) ha supuesto un cambio radical en la imagen de esta institución, nacida en 1990 como una federación de estudios superiores dependientes de la Iglesia. Básicamente porque encarna la articulación definitiva de esta universidad privada, su consolidación por encima de la potente personalidad de los centros que acoge en su seno, como el Institut Químic de Sarrià (IQS), ESADE y La Salle. Cuando se creó, en 1990, la URL ofrecía nueve titulaciones, el mínimo exigido por la Ley de Reforma Universitaria para constituirse como universidad. Hoy en día, 47.
Licenciada en Derecho por la Universidad de Barcelona en 1971 y en Psicología Aplicada en 1976, especialista en criminología y vocal del Consejo General del Poder Judicial a propuesta de CiU, Giménez-Salinas es autora de numerosas publicaciones jurídicas y un tanto germanófila, lo que no es de extrañar en una jurista que ha recibido el Premio Cesare Beccaria, que otorga la Neue Kriminologische Gelleschaft de Francfort. Giménez-Salinas se incorporó a la URL para una titulación ex novo, cuando ESADE decidió ofrecer los estudios de Derecho, y sustituye en el rectorado a Miquel Gassiot.
Pregunta. ¿Sigue siendo la universidad de la Iglesia? ¿Nota la presión de la jerarquía?
Respuesta. No, no la he notado nunca. Somos una universidad de inspiración cristiana, pero no una universidad de la Iglesia. Puede que debamos tener una cierta sintonía, pero entre esto y sufrir la presión hay mucha diferencia. Nuestros estudiantes quieren una universidad humanista. Una universidad católica es otra cosa, tiene otros estatutos, pertenece a la Iglesia y debe rendir cuentas al Vaticano. Pero sí que es verdad que la URL tiene una ideología y esto la hace diferente de las demás. Cuando se creó, siendo arzobispo Narcís Jubany, se hizo para que se vincularan los estudios de diferentes órdenes, pero también para que participara la sociedad catalana. De hecho, todos los centros originales nacen de las necesidades de la sociedad catalana, son los empresarios los que impulsan el IQS, por ejemplo.
P. ¿Cree que alumnos y profesores ya se sienten parte de la URL o todavía piensan en términos de cada uno de los centros originales?
R. Antes de que naciera la URL todos estos centros, por obligación, estaban adscritos a universidades públicas, pero no se sentían parte de ellas, porque tenían una gran personalidad y un peso específico propio. Los centros no tenían ninguna vinculación directa, a no ser que dependieran de instituciones relacionadas con la Iglesia católica. El Institut Químic de Sarrià y ESADE, con los jesuitas; La Salle ofrecía los estudios de telecomunicaciones, que este curso cumplen 100 años, y Blanquerna se especializaba en Magisterio. También se incorporó la vieja Facultad de Filosofía que crearon los jesuitas a mediados del XIX. Pero ahora todo ha cambiado, aunque sean culturas académicas diferentes. Blanquerna, por ejemplo, era conocido por los estudios de Magisterio y ahora ya lo es por los de comunicación y periodismo. Lo cierto es que hay una diferencia entre quienes formamos parte de esta última generación de profesores. ¿Con qué te identificas, con el nombre o con el apellido?, pregunto yo, en el sentido de que el nombre es el de los estudios y el apellido el de la universidad.
P. ¿Que hace diferente a la URL del resto de las universidades catalanas?
R. Tiene solera, tiene la tradición de letras y, sobre todo, la docencia. Esta universidad es excelente en docencia, que es donde radica su tradición. Los alumnos salen muy bien preparados. Es cierto que era necesario hacer un esfuerzo en investigación. Antes no se investigaba casi nada, pero ahora se olvida demasiado la docencia. Además ésta es una universidad que pretende impartir no sólo conocimientos, sino también valores. Ser y saber es nuestro lema; ser personas y saber conocimientos. También somos partidarios de configurar las carreras con una gran base generalista y dejar la especialización para el final. Ésta es otra de las características de nuestros planes de estudios.
P. ¿Cómo justifica una universidad privada?
R. Estamos en el año 2002, así que creo que el discurso de lo público y lo privado está pasado, no tiene sentido.
P. Pero reconocerá que al menos tiene un sentido pecuniario.
R. El 30% de nuestros estudiantes reciben algún tipo de becas y ayudas. Pero creo que esto debe cambiar en el futuro. Los estudiantes deberán poder escoger a qué universidad quieren ir, independientemente de que sea pública o privada. No somos una empresa que se dedica a ganar dinero, somos una institución sin ánimo de lucro, esto no es un negocio, aunque hacemos lo posible para que los números cuadren. También han pasado los tiempos en que las universidades privadas se concebían para los estudiantes que no alcanzaban la nota de corte en las universidades públicas. Ahora, en términos generales, ya no hay casi problemas de plazas en el sector público, ahora la opción es otra. Este año hemos tenido una demanda de dos alumnos por cada plaza ofertada. En muchos estudios hemos llenado, en Derecho de ESADE, hay 100 de 100.
P. ¿Por qué razón los estudiantes escogen la URL, pudiendo acceder a universidades públicas ahora que ya hay plazas?
R. Por muchas razones. La primera porque creo que se trata de una universidad que ofrece una enseñanza de alta calidad, que dispone de una gran calidad docente. La docencia es lo que nos hace diferentes. Ofrecemos un sistema de atención individualizada al alumno, grupos reducidos en los que se les sigue muy de cerca. Esto es algo que los estudiantes aprecian de modo especial y nos lo dicen cuando les preguntamos en las encuestas. Y quieren aún más atención. Hay que reconocer que hace unos años, cuando en la pública se produjo la gran masificación, era imposible dar esta atención, pero ahora muchas universidades públicas, por efecto del descenso demográfico, también pueden ofrecer este tipo de atención. De hecho, ahora ya empezamos a competir con algunas públicas en este aspecto. El sistema público es un buen sistema, simplemente no es el único. Nuestros alumnos tienen un porcentaje de inserción laboral del 86% en los primeros tres meses después de graduarse. Miles de alumnos realizan clases prácticas en empresas. El problema es que, a veces, les ofrecen trabajo antes de que acaben sus estudios.
P. ¿Tiene la URL mucho más margen para crecer?
R. No mucho, creo que el sector empieza a estar saturado. Lo que no funciona es crecer sobre la marcha, sólo para satisfacer la demanda en momentos determinados. Eso no sale bien. Tenemos la suerte de ser una universidad antigua, que ha crecido lentamente, de manera natural.
P. ¿Cómo se escoge y evalúa al profesorado?
R. Tenemos que seguir un decreto de mínimos, nuestros profesores tienen el doctorado y se someten a procesos similares a las oposiciones y a evaluaciones. Las categorías son muy parecidas a las de la pública. Hay varios sistemas, pero los alumnos tienen mucho que decir. Cada año evalúan a sus profesores y las preguntas que les hacemos no son cualquier cosa. Puntúan con notas y cuando te ves reflejado en estos informes no es nada fácil de digerir. En el aspecto del profesorado tenemos una serie de ventajas sobre el sistema funcionarial, como la flexibilidad para organizar cursos de tercer ciclo, masters y seminarios, y podemos contratar a quien queramos sólo para esto.
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