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Columna
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Un hotel en la Font Roja

La decisión del alcalde de Alcoy, Miguel Peralta, de construir un hotel en el parque natural de la Font Roja está llamada a tener un gran éxito. Si así fuera, yo sería el primero en celebrarlo. La Font Roja es uno de nuestros mejores parques naturales y no resulta suficientemente conocido. Sus grandes atractivos no han sido explotados hasta hoy de manera conveniente. Y, ¿para qué sirve un parque natural si no se explotan sus atractivos? Yo se lo diré a ustedes: es un rompecabezas presupuestario. Con la construcción de este hotel -que se edificará en un entorno espléndido, en pleno carrascal- la Font Roja atraerá a muchas personas que de otra manera jamás hubieran visitado el parque. Y es que, se diga lo que se diga, siempre preferiremos la naturaleza con algunas comodidades.

Como era de esperar, la decisión de Peralta no ha gustado a todo el mundo. Los socialistas y Nova Esquerra han acusado al alcalde de Alcoy de dedicar este hotel de la Font Roja al turismo de elite. Desde luego, no parece que la intención de Peralta sea la de construir un albergue a precios populares. Pero la iniciativa tiene sus ventajas y redundará en la buena conservación del parque. O ¿es que el señor Vilaplana preferiría una Font Roja abierta al turismo de masas, con un hotel de 400 habitaciones? Peralta tiene claro el turismo que pretende para Alcoy; sin embargo, desconocemos el que desea Amando Vilaplana. Quizá debería explicarlo para las próximas elecciones.

Tampoco a los ecologistas les ha agradado esta decisión de Miguel Peralta. Pero a los ecologistas, como ya sabe el lector, no les gusta que nadie mueva una hoja sin su permiso. Tienen estas personas una idea tan propia de la naturaleza que todo lo que suponga un cambio, les parece un exceso. Desde luego, nadie discutirá que el respeto por la naturaleza es una actitud encomiable, pero quizá no debería pasar por encima del sentido común. En principio, no parece que un hotel para doscientas personas pueda arruinar un parque natural. Seguramente, sus efectos se controlan bastante mejor que diez o doce masías, convertidas en casas rurales y esparcidas por el parque, como se ha propuesto.

Los más molestos con el anuncio del hotel han sido, sin duda, los propios alcoyanos; no todos, es cierto, pero sí un número considerable de ellos. La relación del alcoyano con la Font Roja es de una gran intensidad, lo que le lleva a considerar el parque como algo propio. Por eso, no acaban de ver con buenos ojos la propuesta de que en la Font Roja se construya un hotel para turistas adinerados. Para ellos, esta construcción tiene algo de profanación, de entrega del territorio.

Uno respeta los sentimientos de estos alcoyanos, pero no deberían olvidar el número de votos que el Partido Popular obtuvo en la ciudad, que fue considerable. Al fin y al cabo, fueron estos votos los que llevaron a Miguel Peralta a la alcaldía, aunque de un modo sesgado. ¿Acaso las personas que le votaron ignoraban lo que sucedería llegado este momento? Bastaba con mirar las poblaciones gobernadas por el Partido Popular, para saber qué camino emprendería Alcoy en cuanto Peralta cruzara la puerta del Ayuntamiento. Los proyectos para urbanizar la sierra Mariola o la construcción de este hotel en la Font Roja, que ahora tanto alarman a algunos alcoyanos, estaban ya escritos entonces en el programa del Partido Popular.

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