'En esta profesión se está empezando continuamente'
El actor Txema Blasco se queja de que le han dado demasiados papeles de abuelo, de ancianete bondadoso y entrañable. 'Debo parecer muy mayor, porque ya llevo tiempo con ese tipo de personajes. En Vacas, Alas de mariposa, y en la serie de televisión Pepa y Pepe. Veo un guión y dice: Marcelo, 85 años, y pienso ¡qué cascado tengo que estar!', afirma. Sin embargo, sus dos últimos rodajes le han dado la oportunidad de mostrar su otra cara, la de 'malo, malísimo'. Se trata de La camisa del revés, un thriller de Javier Elorrieta, y El refugio del mal, de Felix Cábez. Asegura haber disfrutado con este nuevo reto. Blasco acaba de ser nombrado presidente de la Unión de Actores vascos.
Pregunta. ¿Cómo surgió su nombramiento al frente de los actores vascos?
Respuesta. Me llamaron y me dijeron que me habían elegido, simplemente. Y me pareció bien, porque así puedo aportar un granito de arena. En la agrupación estamos la mayoría de los actores vascos.
P. ¿En qué consiste su labor?
R. Las que trabajan realmente son las que están en San Sebastián, en la sede de la unión. Mi trabajo es, diríamos, de figurante. Aunque a mí me gusta hacer, no simplemente estar. Este año hemos conseguido hacer, por primera vez, la gala de actores en Vitoria, en junio, porque hasta ahora se hacía en Bilbao y San Sebastián alternativamente.
P. ¿Le tentaría un proyecto como la Casa del Actor que se está construyendo en Madrid?
R. En la Unión de Actores hay sus más y sus menos hacia ese proyecto. Hay gente que no quiere meterse en un lugar así, tipo residencia. Yo veo bien esa iniciativa para que no vuelvan a pasar casos como los de Rafaela Aparicio, Gracita Morales o Lola Gaos, que murieron casi en la calle. Esta profesión es muy falsa. Sólo hay unos 20 actores en España que realmente ganen dinero con esta profesión. Y otras tantas actrices.
P. ¿Y el resto?
R. Los demás estamos al sueldecito, a una sesión en una serie, dos días aquí, tres días allá..., es un goteo.
P. Últimamente se aprecia una importante cantera de actores jóvenes.
R. Sí, la televisión es la que está dando opción. Es como una escuela. Aunque hay muchos jóvenes que se creen que porque salen en una serie ya son actores y eso es malo, porque si se duermen en los laureles, en la siguiente producción ya no trabajan. Y es que no hay sentimientos en este mundo.
P. ¿Muchos acuden atraídos por la fama?
R. Ser actor es un trabajo vocacional, es sacrificio, una carrera de fondo. Hay que ser absolutamente serio y profesional, no hay que dejarse deslumbrar. Uno tiene que ser consciente de que está empezando continuamente.
P. ¿A qué se debe que en Euskadi haya tanta predilección por el cine, la televisión y el teatro?
R. Aquí ha habido inquietud por ello y ha habido y hay formación de actores. Antes más que ahora, porque el Gobierno vasco apoyaba antes mucho más el cine. Se hacía más cine en el País Vasco.
P. ¿Cómo comenzó usted?
R. Empecé por la cara, pasando mis apuros en un grupo de teatro, La Farándula, en Vitoria. Luego sí he estado haciendo cursillos de reciclaje, de expresión corporal.
P. ¿Considera imprescindible la formación?
R. Sí, porque en esta profesión estás aprendiendo todos los días. El día que yo termine de aprender, entonces se acabó.
P. Usted simultaneó su trabajo de actor con otra profesión.
R. Sí; realmente me dedico sólo a esto desde hace 10 años. Antes trabajaba en el departamento financiero de una empresa en la que había entrado de botones con 15 años. Después de hacer la película Vacas, Julio Médem me animó a dedicarme en exclusiva a esto. Lo hice con cierta prevención, porque en esta profesión estás siempre en la cuerda floja. Y yo tenía cuatro hijos.
P. Pero usted nunca había dejado de actuar.
R. Siempre he simultaneado todo con el trabajo. He compaginado hasta los estudios, que hice nocturnos. Mi primera película fue La fuga de Segovia, en 1981.
P. ¿Qué significan los premios para un actor?
R. Para mí son como una botella de agua en una carrera de fondo. Un empujoncito, un reconocimiento. Y también una complicación, porque cada vez se tiene más responsabilidad.
P. ¿Se siente ahora mucho más seguro?
R. Cada vez que te encuentras ante un director tienes que demostrarle que eres capaz de hacer un personaje, y como él quiere. Estoy siempre pasando la reválida.
PERFIL
Txema Blasco (Vitoria, 1942) lleva en escena toda la vida, aunque hasta 'Vacas', de Julio Medem (1991), lo compaginaba con un trabajo 'estable'. Lo dejó para ser sólo actor con el consenso de su familia. Y ha resultado una decisión acertada. Desde este año, es presidente de la Unión de Actores de Euskadi.
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