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El fiscal pide 20 años de cárcel para 8 acusados por el secuestro de Olot

En el caso del policía Antoni Guirado, la petición es de 22 años

El fiscal solicita penas que suman 20 años de cárcel -15 años por el delito de detención ilegal y cinco por lesiones- para cada uno de los ocho procesados por el secuestro de la farmacéutica de Olot (Garrotxa), Maria Àngels Feliu. La petición se eleva a 22 años en el caso de Antoni Guirado, puesto que se considera un agravante su condición de policía local de la citada ciudad.

El juicio, tras numerosas dilaciones y un enrevesado sumario, podría comenzar en octubre, en una fecha próxima al décimo aniversario del secuestro, que tuvo lugar el 20 de noviembre de 1992. El fiscal solicitará la presencia de casi un centenar de testigos para dilucidar la autoría del que ha sido el secuestro más largo protagonizado por la delincuencia común española.

El informe de conclusiones provisionales del fiscal realiza una somera descripción de los hechos e implica a Joan Casals y Xavier Bassa, primeros procesados y contra quienes existen pruebas menos concluyentes, en la preparación del secuestro y, en el caso del segundo, en la petición de rescate al escribir una dirección en un sobre enviado a la familia Feliu.

El fiscal señala que el policía Guirado y otro de los principales encausados, Ramon Ullastre, propietario de la casa donde estaba el zulo en que Feliu pasó su largo secuestro, 'tuvieron conocimiento de los planes de Joan Casals y Xavier Bassa' de secuestrar a una persona y pedir un rescate a cambio de su libertad. Guirado y Ullastre, según el fiscal, se pusieron en contacto con Casals y Bassa y acordaron que la víctima del secuestro sería 'una persona de una familia adinerada de la zona de Olot'.

De acuerdo con la versión del ministerio público, El policía local Antoni Guirado buscó otros cómplices para la realización material del secuestro: José Luís Paz y José Zambrano, éste último ya fallecido. Ullastre, en compañía de su esposa Montserrat Teixidor y de su amigo Juan Manuel Pérez, quedaron encargados de acondicionar una zona de su casa para retener a la farmacéutica. Cuando en el último momento Pérez se echó atrás, Ullastre se puso en contacto con Sebastià Comas, que actuó como carcelero.

El documento del fiscal relata las lesiones sufridas por Feliu durante los más de 16 meses de reclusión: edemas, atrofias musculares, insomnio, angustia y otras graves secuelas psíquicas que define como 'de carácter permanente y definitivo'. Atribuye también a los ocho procesados las circunstancias agravantes de 'disfraz' y 'ensañamiento'.

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