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El 35% de las aguas residuales del Maresme llegan al mar sin ser depuradas

La comarca tiene seis depuradoras que funcionan a pleno rendimiento, pero quedan dos por construir en la parte norte del Maresme: en el sector de Arenys y en el de Pineda, donde cada día se vierten más de 32.000 m3 de agua residual sin tratar.

El área de Pineda es la segunda, después de la de Mataró, con 35.000 m3 diarios, que mayor volumen de agua aboca al mar en toda la comarca. El Maresme es la cuarta comarca con mayor densidad de población de Cataluña, que cuenta con unos 350.000 habitantes, una cifra que, sobre todo en las poblaciones turísticas, puede llegar a triplicarse.

El sistema actual de recogida de aguas pluviales es también insuficiente para absorber las cantidades que los aguaceros y las distintas rieras que bajan de la sierra del Montnegre-Corredor acumulan en los municipios litorales de la comarca. 'Cuando hay fuertes lluvias, las rieras van a tope y, además, en los colectores se juntan las aguas residuales y las pluviales. Éstos, sin embargo, no aguantan la presión de tales cantidades y un surtidor las envía directamente al mar', afirma Jordi Colomer, técnico de la Plataforma de Acción Cívicoambiental de Arenys de Munt.

Recogida de aguas pluviales

Los alcaldes de la comarca expresan continuamente su preocupación ante la mala imagen que presentan sus playas después de los aguaceros. Pero Colomer recuerda que la solución está a su alcance a través de una red paralela de recogida de aguas pluviales que permitiría su uso con fines industriales. 'Con este sistema y la reutilización de las aguas depuradas seguramente no tendríamos que traer agua del Ter y el impacto en las playas sería menor', añade Colomer. Sin embargo, no todos coinciden con él. Los elevados costes de este sistema y la montañosa orografía de la comarca son los argumentos que esgrimen los detractores del sistema de separación. Pese a reconocer que el sistema de bombeo actual no puede absorber las aguas pluviales y las residuales, el técnico de medio ambiente del Consejo Comarcal Xavier Cisneros cree que una red paralela es inviable.

Xavier Cisneros, técnico de Medio Ambiente del Mareseme considera que 'se deberían instalar varios tanques subterráneos de grandes dimensiones que nuestro territorio no aceptaría. Y tampoco nos garantizan nada, porque también pueden desbordarse'.

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Que las aguas residuales a veces se abocan al mar sin tratamiento por colapso de los colectores o por la falta de filtraje se hace efectivamente patente cuando llegan grandes lluvias, 'lo que pasa es que si esto sucede en otoño o en invierno, cuando no hay nadie en la playa, pues pasa inadvertido', asegura Colomer. Con emisores como el de Pineda, con un escaso kilómetro de longitud, es fácil que las aguas residuales sin tratar, ante un cambio de sentido de las corrientes marinas, devuelvan a la orilla las aguas negras que tienen que sumergirse mar adentro.

Con este verano insólito, la precariedad del tratamiento de las aguas residuales ha sido público y notorio, porque al día siguiente de las lluvias cuando salía el sol los bañistas podían comprobar de primera mano la suciedad de las playas. A principios de agosto, la bandera roja ondeó casi en la totalidad de los 39 kilómetros de playa del Maresme por los efectos del temporal de Levante, que hizo que sobre la arena se amontonaran plásticos, barro, botellas e incluso ratas muertas. Según Cruz Roja, la rotura de dos colectores del municipio de Cabrera de Mar originó que muchos residuos fueran a parar a las playas; además el colector de El Masnou se colapsó, por lo que durante unas horas escupió un cuantioso volumen de escombros a la riera, aunque según la Agencia Catalana del Agua (ACA) no llegaron a la playa al ser controlados rápidamente. Con las lluvias del pasado fin de semana, la suciedad ha sido otra vez evidente por el colapso de las rieras, en algunos casos sin cubrir, como la de Montgat. En este municipio también fallaron los sistemas de canalización al romperse una bomba que succionaba las aguas residuales. En julio se registró otro incidente: hubo un vertido de aguas residuales, esta vez accidental, originado por las obras de construcción del paseo marítimo de la playa Ocata, en El Masnou, lo que obligó a colocar la bandera roja en Premià de Mar. Según el Departamento de Medio Ambiente, las máquinas que trabajaban en la obra rompieron accidentalmente el primer tramo del emisario submarino de Teià que conduce las aguas negras mar adentro.

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