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CULTURA Y ESPECTÁCULOS

El sabor francés de la música de Yann Tiersen, compositor de la banda sonora de 'Amélie'

Yann Tiersen (Brest, 1970), compositor francés más conocido entre el público español como el de la música de Amélie, esa película de ambiente parisino y buenos sentimientos dirigida por su compatriota Jean Pierre Jeunet -director de Delicatessen y La ciudad de los niños perdidos-, no oculta su satisfacción profesional: 'Fue un éxito inesperado'.

A Jeunet le gusta usar diferentes elementos para componer, pero se niega a convertir esa promiscuidad en estadística. 'No sé cuántos instrumentos he llegado a usar en mis canciones. A veces, basta tocar dos notas para sentir un enorme placer'. Humildad a la vista: aunque un vistazo al libreto de cualquiera de sus discos no le dejaría en mal lugar en el Guinness -xilófonos, melódicas, guitarras, clavicordios, máquinas de escribir- . Tiersen no se considera un virtuoso: 'Disfruto tocando mi música, pero soy muy malo interpretando la de otros'.

Producto de una formación total en sucesivos conservatorios de los que no guarda buen recuerdo -'son círculos muy cerrados'-, su música navega en un punto indeterminado entre el pop más romántico y la música de cámara más accesible, bajo la cual subyace siempre una pauta sonora de añejo sabor francés. 'La música es algo instintivo que debe fluir en cada momento', sostiene para explicar la heterogeneidad de sus gustos: 'De joven escuchaba mucha música clásica; sobre todo, a Stravinsky y Prokofiev. Ahora ya no. Compro mucha música moderna; lo último, por ejemplo, el nuevo disco de The Flaming Lips'.

En diciembre comenzará a trabajar en un nuevo álbum: 'Me resulta muy difícil predecir, saber qué voy a hacer a continuación'. ¿Incursión en la música electrónica? 'Me lo he planteado muchas veces. Pero si lo hiciera, sería por pura diversión. Representa la antítesis de mi forma de trabajar'.

Quien ha sido definido como el Michael Nyman francés, pero sin el dolor de cabeza, cuenta ya con varias colaboraciones cinematográficas a sus espaldas, como La vida soñada de los ángeles, de Erick Zonca, o Alice et Martin, de André Techiné. Pese a todo, no se considera un compositor de bandas sonoras al uso. 'Aunque me gusta la interacción entre música e imágenes, trabajo de la misma forma para mis discos que para las películas'. De hecho, muchos de los fragmentos de su banda sonora superventas proceden del resto de su discografía: 'Tenía muchas canciones nuevas que no sabía si irían a parar a mi disco o a la película'. En algunos casos, el destino sería compartido. Como en el caso de Les jours tristes, versión incluida en L'absente (2001), su último álbum hasta la fecha, de un tema instrumental de la película, en la que el irlandés Neil Hannon, líder indiscutible del grupo británico The Divine Comedy, deja su impronta particular. 'Me gusta colaborar con otros músicos hasta llegar a un punto de encuentro. Enriquece tus canciones'. La lista es interminable: Dominique A, The Married Monks, Lisa Germano, e incluso la Orquesta Sinfónica de Viena.

Esta afición a las alianzas artísticas dio a Tiersen la oportunidad de participar en la turbulenta primavera francesa. Bajo el lema NON, el multiinstrumentista consagró cuatro conciertos, junto a sus colegas de Noir Désir y Dominique A, a evitar la victoria del Frente Nacional de Le Pen en la segunda vuelta de las elecciones presidenciales de la República. 'Es importante implicarse'.

Tiersen muestra un profundo desdén hacia ciertas condecoraciones oficiales como el César, premio equivalente al Oscar en Francia, a la mejor banda sonora por, una vez más, Amélie: 'Me negué a recogerlo. Es sólo una pieza más del engranaje capitalista, una maniobra comercial'. Tiersen, que actuó en Gijón a principios de agosto, volverá a España en octubre para actuar en Barcelona Madrid y Zaragoza.

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