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Entrevista:ALFREDO PÉREZ CANO Y JOSÉ MARÍA BUENO LIDÓN | Presidentes de San Fernando y El Monte

'La nueva caja nacerá con vocación andaluza'

'El plan laboral, de entrada, significa un incremento de coste, pero es asumible'

Hace 30 años compartían pupitre en el último curso de Ingeniería Industrial en Sevilla. Si todo sale como prevén, Alfredo Pérez Cano, presidente de Caja San Fernando, y José María Bueno Lidón, máximo responsable de El Monte, codirigirán a partir de 2004 la unión de ambas entidades. Con la presentación el viernes de un protocolo de intenciones iniciaron formalmente un proceso 'absolutamente distinto' al que protagonizaron los anteriores presidentes, Juan Manuel López Benjumea e Isidoro Beneroso. Sobre la última noticia relacionada con sus predecesores (el supuesto espionaje de López Benjumea a políticos, deportistas y directivos de San Fernando), Pérez Cano sólo quiso precisar que 'es un tema del pasado, que se debe resolver en el ámbito judicial'.

Pregunta. Retoman el camino a la fusión con un amplísimo respaldo social y político, ¿los números también les salen?

Bueno Lidón. Creo que ganar dimensión, sobre todo en el caso de las cajas andaluzas, es ganar eficiencia. Pero los resultados inmediatos posiblemente no se den. En los últimos años, en España hemos pasado de más de 80 cajas a 46 y de 14 andaluzas a seis. Y lo que se observa es que pasado un tiempo de ajuste, un par de años, se recupera la senda de los buenos resultados.

Pérez Cano. Todas las fusiones son difíciles, pero bien hecha debe producir dividendos desde el primer día y confío en que así suceda. La nueva caja, al día de hoy, tendría 13.700 millones en el balance, 717 oficinas y una posición de predominio en Sevilla, Huelva y Cádiz, con implantación en el resto de Andalucía y otras nueve provincias españolas. Con estos datos, la nueva entidad va a disponer de muchas más posibilidades para la expansión en todo el territorio andaluz.

P. En 2001, las anteriores direcciones formularon un proyecto de fusión y lo presentaron a las asambleas [donde el PSOE lo paró por vulnerar la ley] en apenas dos meses. Ustedes se van a tomar al menos diez meses.

B. L. Elaborar un proyecto de fusión es complejo y no se puede hacer en un par de meses, necesita un periodo de reflexión más lento. Además, como en el proyecto que tenemos que presentar a los consejos y luego a las asambleas hay que incluir tres balances auditados, queríamos que al menos uno [el de 2002] fuera ya responsabilidad de los actuales órganos de gobierno. Y eso también ha condicionado el calendario.

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P. C. Lo fundamental es que hagamos esto con rigor, porque de un mal proyecto puede costar una década recuperarse. Y como estamos convencidos de que es un proyecto posible y viable, queremos estudiar con profundidad todos los elementos que intervienen. Las prisas no son buenas.

P. De aquella etapa en la que López Benjumea y Beneroso quisieron acelerar la fusión para evitar la renovación de cargos, heredan un acuerdo laboral que Comisiones Obreras negoció en condiciones ventajosas, ¿afectará eso a la eficiencia de la nueva caja?

B. L. El plan laboral significa un incremento de coste. Pero es asumible porque lo que se puede ganar al unir las actividades de ambas entidades, compensará de sobra ése y otros costes. La caja futura será una entidad con mejores resultados que el que tienen las dos cajas por separado. Y una parte de ese mejor resultado irá a la sociedad, a través de la obra social, y otra parte a mejorar la retribución de la plantilla.

P. C. Estoy convencido de que la eficiencia, con la entidad fusionada, se va a mejorar bastante, al haber un mejor desarrollo comercial, una posibilidad de implantación más amplia y un mayor margen de beneficio.

P. Ambas cajas prevén nuevas oficinas en Andalucía oriental, ¿será esa la zona de expansión?

B. L. La caja fusionada quiere nacer con vocación de liderazgo, que no es ser la más grande sino la más eficiente. Y para eso hay que tener una base territorial más amplia. El Monte ya está en la segunda posición en Córdoba, y eso podría ir sucediendo en las provincias de Andalucía oriental. Pero también hay que ir fuera de nuestra comunidad. Si Cajamadrid viene a competir a Andalucía, vamos a ir a competir al territorio de Cajamadrid en Castilla-La Mancha. Hay que ir a zonas próximas como ésta y Extremadura, o a poblaciones con presencia de andaluces como Madrid y Cataluña.

P. C. Con el nacimiento de la caja fusionada, va a haber una entidad con vocación andaluza, con implantación en todo el territorio, con participación en proyectos de interés para la comunidad. A veces se olvida que en la vocación de las cajas no está sólo la eficiencia o el beneficio. También atendemos a las pequeñas poblaciones, a los núcleos dispersos de Andalucía, donde las entidades que tienen sólo ánimo de lucro no están interesadas. El 30% de las oficinas de San Fernando está en núcleos de menos 10.000 habitantes. Y eso es una misión nuestra, que se reforzará con la nueva caja. Si algún día se abriese la puerta a la privatización de las cajas, algo que espero no suceda nunca, cientos de oficinas cerrarían.

B. L. Las cajas lo que hacen es evitar que haya excluidos del sistema financiero, es lo que legitima su naturaleza. Y todo lo que tenga que ver con dar derechos políticos a las cuotas participativas [posibilidad abierta en el debate sobre el proyecto estatal de Ley Financiera], o sea, incluir accionistas en las cajas, sería abrir un camino muy peligroso.

P. Las elecciones municipales, previstas para mayo de 2003, ¿influirán en el proceso de fusión?

B. L. Pienso que no. Nuestros órganos de gobierno se eligieron en diciembre pasado por cuatro años. A los dos años hay marcada una renovación parcial, pero no va a afectar. Si se aprueba tal cual está, la propia Ley Financiera puede introducir mucha más incertidumbre en el proceso al modificar la composición de los órganos de gobierno [al rebajar la participación pública].

P. C. Nuestra estimación es que el proyecto se pueda llevar a las asambleas en el segundo trimestre del 2003; no habrá renovación antes de las elecciones.

B. L. La renovación parcial sería a finales de 2003. Si para entonces [la Junta] ha aprobado el proceso de fusión y se ha iniciado, se interrumpe la aplicación de ese aspecto de la ley y la renovación total se haría al final del periodo transitorio de dos años.

P. Eso es a finales de 2005, ¿qué harán entonces, alguno optará a la presidencia de la caja fusionada?

B. L. Yo vine a El Monte con el compromiso de hacer frente a un mandato, no pienso más allá de los tres años y pico que tenemos los dos por delante. Y bastante es (risas).

P. C. Un político o un gestor no debe anunciar con antelación su retirada de un proyecto, y menos en este momento cuando se está iniciando un proyecto ilusionante para Andalucía. Yo deseo estar el tiempo durante el que pueda ser útil a la caja y a este proyecto, y a partir de ese momento ni un minuto más.

B. L. Me sumo literalmente a esas palabras.

P. Y después de la unión de El Monte y San Fernando, ¿vendrá la gran caja andaluza?

B. L. Una gran caja en Andalucía es un objetivo final importante al que no debemos renunciar. En base a las experiencias que existen, creo que, culminada la fusión a finales de 2005, la nueva caja no debería plantearse de manera inmediata otro proceso de fusión. Habría que dejar pasar un tiempo, quizá un año o dos.

P. C. Para Andalucía sería bueno contar con una caja potente, aunque la convergencia de intereses será la que marque el ritmo. Pero estoy convencido de que eso va a llegar: si hoy estuviesen unidas todas las cajas andaluzas, dispondrían de unos recursos de acreedores de 33.000 millones de euros, lo que en el sistema financiero español, incluida la banca, nos situaría en el puesto número cinco. No se puede cerrar los ojos a las posibilidades que eso puede dar.

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