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Avance español para una mayor capacidad de los discos duros

En un área de la nanotecnología de gran interés para el almacenamiento de datos en informática, científicos españoles han obtenido la mayor magnetorresistencia balística conseguida hasta el momento -de un 4.000%- informa el CSIC. La magnetorresistencia es el cambio en la resistencia eléctrica -que dificulta el paso de corriente eléctrica a través de un cuerpo- de los conductores eléctricos al aplicarles un campo magnético. La lectura de los discos duros de los ordenadores se hace mediante unos sensores que utilizan esta propiedad pero con una variación mucho más pequeña, menor a un 100%. Al alcanzarse porcentajes mucho más altos de variación, se abre la puerta, entre otras cosas, a que se pueda aumentar espectacularmente la densidad de información (en forma de bits) en discos duros y memorias magnéticas.

El equipo de Nicolás García, del Laboratorio de Física de Sistemas Pequeños y Nanotecnología del CSIC, que fue el primero en conseguir valores elevados de magnetorresistencia, ha enviado el resultado a la revista Physical Review Letters B para su publicación. Es la misma en que un equipo dirigido por Harsh Deep Chopra, de la Universidad de Nueva York, publicó hace unos días la obtención de magnetorresistencia balística de un 3.000%. Mientras Chopra, dice García, cree que su avance se debe a que ha utilizado una punta más fina, éste y su equipo afirman haber demostrado que el factor clave para obtener una mayor magnetorresistencia es el tratamiento electroquímico aplicado.

Fraude en elementos

Por otra parte, la revista Physical Review Letters también ha dado finalmente carpetazo a un fraude relacionado con la obtención de nuevos elementos químicos superpesados. En su número del 15 de julio aparece la retractación oficial del Laboratorio Nacional Lawrence Berkeley de EE UU de los resultados presentados en 1999 sobre la detección de los elementos de peso atómico 116 y 118.

El laboratorio ha despedido al físico Victor Ninov, primer firmante del artículo publicado entonces en la revista, por haberse inventado los datos que indicaban que se habían observado estos elementos y se había alcanzado así una isla de estabilidad predicha desde hace años. Ninov era el encargado del análisis por ordenador de los datos obtenidos al bombardear un blanco de plomo con iones de kriptón de alta energía. Ninguno de los otros 14 científicos que participaron en el experimento tuvo responsabilidad en el fraude, según los directivos del laboratorio.

Sin embargo, al igual que está sucediendo en el caso del importantísimo fraude supuestamente cometido por el científico alemán Jan Hendrik Schön en los laboratorios Bell, otros resultados anteriores de Ninov, sobre los elementos 11 y 112, están siendo puestos en duda igualmente.

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