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Los payeses exigen ayudas a los frutos secos con incendios en 50 municipios

Los agricultores de la fruta seca, convocados por el sindicato agrario Unió de Pagesos (UP), encendieron ayer hogueras en alrededor de 50 municipios del Baix Camp, el Tarragonès y el Alt Camp. Con esta acción, los payeses querían simbolizar el estado en el que quedarían los campos catalanes si la Unión Europea (UE) no aprueba las ayudas al sector. En la N-240 en Vinaixa, (Garrigues), los agricultores ocuparon parcialmente la calzada y repartieron hojas informativas a los conductores en las que denunciaban su situación.

Las quemas controladas se efectuaron a pie de carretera, la mayoría de ellas prendiendo fuego a neumáticos, y en ninguno de los casos a menos de 500 metros de una masa forestal, como establece la normativa sobre incendios. Por esta razón el Departamento de Medio Ambiente no impondrá ninguna sanción a los payeses por estas acciones, según informaron ayer fuentes de la Generalitat.

El consejero de Medio Ambiente, Ramon Espadaler, advirtió el sábado que la acción convocada por los agricultores de la fruta seca suponía un peligro en una época del año en la que el riesgo de incendios forestales se dispara.

Ayer, el sindicato Unió de Pagesos respondió con dureza a la advertencia del consejero de Medio Ambiente, a quien acusó de haber criminalizado a los payeses y de haberse 'adelantado a los hechos creando una alarma innecesaria y enrareciendo el ambiente'. 'Es impensable que planteáramos una situación de caos', dijo el portavoz del sindicato Unió de Pagesos, Pere Guinovart. 'Los payeses y las asociaciones de defensa forestal, formadas mayoritariamente por agricultores', agregó, 'somos los primeros en correr a apagar el fuego'.

Algunos de los incendios originados ayer por los productores de frutos secos obligaron a movilizar a los bomberos. En concreto, se enviaron dotaciones a los fuegos que había en los municipios de Riudoms, Vandellòs, Catllar y L'Hospitalet de l'Infant. Los bomberos admitieron que en ninguno de los casos su actuación era necesaria, ya que no existía peligro alguno de propagación de las llamas.

Los payeses de la fruta seca, muy especialmente los que se dedican al cultivo de la avellana, siempre se han presentado como garantes del equilibrio territorial y del mantenimiento de bosques y cultivos, además de productores. Con la protesta de ayer pretendían simular cómo quedarían los campos de avellanos si se les obliga a renunciar a esta actividad y no reciben la ayuda que exigen de la Unión Europea.

La subvención europea sería directa y desconectada de los niveles de producción y tendría que situarse, según los productores, en un mínimo de 500 euros (83.000 pesetas) para poder garantizar su pervivencia. Esta cifra se encuentra muy alejada de la que propuso la semana pasada al Consejo de Ministros de la UE el comisario de Agricultura, el austriaco Franz Fischler, que la redujo a 100 euros por hectárea. Esta cifra es menor, incluso, de lo que perciben actualmente.

El Consejo de Ministros de la semana pasada supuso la apertura de un nuevo proceso negociador y, por lo tanto, del mantenimiento de las protestas de los agricultores, que ya han convertido el corte de carreteras mediante neumáticos ardiendo en un sello propio. Los payeses se reunirán la semana próxima, como vienen haciendo cada jueves, para decidir cuáles serán sus siguientes movilizaciones, que no piensan abandonar hasta que logren sus reivindicaciones.

La semana pasada, los representantes del sindicato Unió de Pagesos se reunieron con los consejos comarcales de Tarragona para explicarles de nuevo su situación y reclamaron una reunión con el presidente de la Generalitat, Jordi Pujol, y con la delegada de Gobierno en Cataluña, Julia García Valdecasas.

Para los productores, además, esta temporada está siendo muy difícil con la entrada masiva de avellana turca en el mercado europeo, que ha situado el precio del producto a unos niveles no vistos desde hace 12 años. Por esta razón, los productores reclaman la aplicación de la cláusula de salvaguardia establecida en el convenio adquirido entre la Unión Europea y Turquía para el control de las importaciones. En Cataluña existen 7.000 hectáreas de cultivos de avellana y de almendra, que suponen cerca de 1.000 explotaciones agrarias.

Un grupo de agricultores observa una de las hogueras que encendieron ayer en la provincia de Tarragona.
Un grupo de agricultores observa una de las hogueras que encendieron ayer en la provincia de Tarragona.JOSEP LLUIS SELLART

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