Una obra más que enigmática
A sólo cien metros del nuevo Teatre Lliure, Lluís Pasqual estrenaba anteanoche su Edipo XXI en el Teatre Grec. De no ser Pasqual el director de este montaje, no cabrían otras lecturas que las específicamente referidas a los textos de Esquilo, Sófocles, Eurípides y Jean Genet de los que parte esta puesta en escena, y el contexto de Edipo XXI sería el de las últimas guerras fratricidas de la humanidad (¿acaso no lo son todas?). Sin embargo, Pasqual ha recurrido con frecuencia a metáforas teatrales para hablar de sí mismo y de su circunstancia personal, y no hay duda de que, basado en curiosas coincidencias, no va a faltarle entretenimiento a quien quiera leer en esta clave su último montaje.
Edipo XXI
De Lluís Pasqual, sobre textos de Eurípides, Sófocles, Esquilo y Jean Genet. Dirección: Lluís Pasqual. Intérpretes: Alfredo Alcón, Carlos Álvarez-Novoa, Andreu Benito, Jesús Castejón, Francesc Garrido, Pep Guinyol, Teresa Lozano, Vicky Peña. Teatre Grec, Barcelona, 16 de julio.
Edipo nace en el seno de la casa real de Tebas, pero un oráculo advierte que matará a su padre y se acostará con su madre, de la que tendrá hijos. Layo y Yocasta, sus padres, mandan matar al niño, pero el pastor que debe cumplir la orden se compadece y lo entrega a unos pastores del rey Corinto. Edipo crecerá en palacio hasta que un oráculo le anuncia que matará a su padre y se acostará con su madre. Creyéndose hijo de los reyes de Corinto, Edipo huye de la ciudad sin saber que se dirige a cumplir su destino.
Es ahí donde empiezan las posibles lecturas de sentido más o menos oscuro, más o menos doble. Edipo matará a su padre, pero también liberará a Tebas de la Esfinge. Edipo gobierna la ciudad hasta que se abate sobre ella la peste de la que los tebanos sólo se librarán cuando se descubra quién asesinó a Layo. Expulsado de Tebas por sus propios hijos, Edipo vagará por tierras inhóspitas.
Juego de sustituciones
Sea como sea, no hace falta más que hacer un juego de sustituciones, cambiar los nombres de la tragedia por otros actuales, para empezar a hacer cábalas. ¿Está Pasqual a punto de marcharse a Colono para no volver jamás? ¿O acaso está Pasqual por maldecir a Tebas? Pero, sobre todo, ¿quién es Creonte, el tiranuelo sobre el que se abatirán todas las desgracias? ¿Se han enfrentado ya Palínices y Etéocles, los hijos de Edipo, a las puertas del Lliure?
En otra clave, la de la tragedia griega que Pasqual reestructura juntando fragmentos, Edipo XXI resulta seguramente más ortodoxa, pero también más monótona, y su lectura desde el presente (con la incorporación de Genet) no resulta de excesiva profundidad.
Uno de los grandes alicientes son los actores. Un equipo de una solvencia más que demostrada cuya función es, principalmente, la de arropar a Edipo-Alcón. Edipo XXI es un montaje correcto, pero para una parte importante del público, aquella que espera a ver a Pasqual dirigiendo (en) el Lliure, tanto oráculo tal vez le resulte poco agradable o, por lo menos, tal vez hubiese preferido que Pasqual se dejara de requiebros.
Babelia
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