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EXAMEN A LA GESTIÓN DEL GOBIERNO

El PP achaca el 'bajonazo' de Aznar al cansancio y a que Zapatero le desarmó con pactos de Estado

Los populares admiten que el líder del PSOE estuvo 'garboso, pero huero' y le tachan de radical

José María Aznar no durmió bien el fin de semana, sufrió un 'bajonazo' de cansancio por sus muchas horas ocupado con la crisis con Marruecos y la ocupación del islote Perejil y está incluso un poco acatarrado. Este inusual análisis del resultado de la intervención del presidente en su duelo con José Luis Rodríguez Zapatero del lunes partió ayer de miembros del Ejecutivo y de dirigentes del PP. De ahí su relevancia, por la derrota que confiesa. Los dirigentes admiten que Zapatero estuvo 'más efectista, por demagógico'. Y reconocen que Aznar se quedó desarmado cuando Zapatero empezó por concederle su máxima colaboración 'sin fisuras' en los tres temas de Estado 'que ahora le preocupan: Marruecos, ETA y el desafío político del Gobierno vasco'.

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Nadie en el Gobierno y el PP otorgaba ayer la victoria clara en el debate de la nación a Aznar. Es la primera vez que ésto sucede de forma tan nítida en los nueve enfrentamientos dialécticos de este tipo que ha protagonizado hasta ahora, cuatro como líder de la oposición y cinco como presidente. Lo máximo que pudieron manifestar ayer en público algunos ministros, como Javier Arenas o Eduardo Zaplana, es que Aznar estuvo más serio, sólido y compacto.

La consigna entre los ministros y dirigentes del PP se dirigió a intentar descalificar al líder socialista por haberse radicalizado y por haber sucumbido a la demagogia de los eslóganes y las pancartas. Pero también aceptaban, en privado, que Zapatero desarmó a Aznar al comenzar por ofrecerle su apoyo inequívoco en los grandes asuntos de Estado ahora mismo más comprometidos. En el Gobierno y el PP aseguran que Aznar, en el debate del año pasado, pudo machacar dialécticamente a Zapatero y no quiso. Ahora conceden que no pudo, aunque no saben descifrar si realmente quiso. Pero constatan con cierta preocupación que Zapatero ya está consolidado.

El secretario general del Grupo Popular, Gabriel Cisneros, no se sintió capaz de negar la evidencia que en privado reconocían prácticamente todos los diputados del PP que observaron con cierta sorpresa el debate de Aznar con Zapatero. Cisneros, uno de los padres de la Constitución y veterano parlamentario, dedicó más tiempo a elogiar las virtudes oratorias aunque 'demagógicas' del socialista Rodríguez Zapatero que a glosar los méritos del discurso de Aznar.

'Aseadita y decorosa'

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Cisneros calificó por la mañana en la Cadena SER una de las réplicas de Zapatero de 'aseadita, decorosa y con buenos recursos retóricos, e incluso cuando hizo la semblanza de la crisis de Gobierno hasta con alguna gracia'. Por la tarde, ante el pleno, Cisneros enmendó el tono frío de Aznar hacia sus ex ministros destituidos y les dedicó un agradecimiento colectivo de todo el grupo. Pero de Aznar, Cisneros sólo pudo destacar la importancia y relevancia de los nueve ofrecimientos de acuerdos y los 20 compromisos que el presidente relató en su discurso. Más tarde, en el Congreso, Cisneros comentó en conferencia de prensa que una fase de la réplica final de Zapatero le había parecido 'garbosa, con cierto aire, aunque huera porque esto no es Operación Triunfo'. Cisneros intentó desmontar la eficacia real de ese tipo de intervenciones emplazando a recordar alguna idea o propuesta de calado de Zapatero. Y esa fue la vía de ataque de otros responsables del Gobierno y el partido.

Arenas no se perdió en disquisiciones sobre vencedores y derrotados. En esta ocasión, el secretario general del PP y nuevo ministro de Administraciones Públicas prefirió subrayar ayer que Rodríguez Zapatero se consagró en su cara a cara con Aznar 'como un ciudadano radical de izquierdas' que 'ha dejado el centro político en solitario al PP y la mayoría moderada de los ciudadanos' y ha renunciado a 'ganar las elecciones presentando alternativas'.

Zaplana, el nuevo titular de Trabajo, lamentó 'la necesidad de hacer ruido, de hacerse notar, más de consolidarse en sus propias filas que de aportar ningún tipo de alternativa ni de crítica razonada'. El barón del PP valenciano vaticinó que los ciudadanos sabrán percibir las diferencias entre ambas opciones.

El portavoz del PP en el Congreso, Luis de Grandes, en esa línea, aprovechó su posición en el debate para denigrar los nuevos 'modos y métodos' más duros de Zapatero y su equipo en el último año al traspasar 'espiando y calumniando' la línea 'del respeto a las personas y sus vidas privadas'. De Grandes también quiso poner en solfa las supuestas 'incoherencias' del PSOE de Zapatero en muchos proyectos básicos para asegurar que los electores al final sabrán 'ponderarlas'.

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