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Reportaje:

Actores en ciernes

Niños granadinos estrenan en la Huerta de San Vicente obras de Lorca y Shakespeare

Cuando Federico García Lorca estrenó su primer montaje teatral, El maleficio de la mariposa, el público reaccionó con el abucheo creyendo que se trataba de una obra para niños con insectos como protagonistas. No le anduvo a la zaga El sueño de una noche de verano, de William Shakespeare, que era eso, un sueño, una especie de cuento infantil subido a los escenarios. Por eso, ahora, mucho tiempo después, los niños han decidido hacer suyas ambas obras teatrales, darles su personalidad y sus gestos y, de paso, aprender con ellas a ser actores. El experimento se realiza en Granada: se trata del estreno, en la Huerta de San Vicente, la última residencia de Lorca, de los montajes infantiles de las dos obras. Puede ser una cuna de actores.

El estreno de El maleficio de la mariposa, con 17 actores de cinco a nueve años, tuvo lugar anoche y se repetirá de nuevo hoy. El de Sueño de una noche de verano, con 21 actores de 10 a 15 años, los próximos días 19 y 20. Los jovencísimos participantes fueron seleccionados en los últimos meses del año pasado entre más de 200 aspirantes de todos los colegios granadinos. Vienen ensayando desde enero tres días por semana. Y están encantados.

'Esto es nuevo para nosotros', explica Cristina Bolaños, de 15 años, procedente del colegio Fray Luis de Granada. 'Antes hemos hecho otras obras de teatro en el colegio, pero esto es mucho más importante. Aquí no vienen a verte tu familia ni tus profesores. Aquí viene a verte la gente'.

La idea, según la directora de ambos montajes, Shía Arbulú, es precisamente esa: que los niños se suban a un escenario y se sientan actores de verdad. Y que los niños que los vean como espectadores se sientan capaces, al mirarlos, de poder hacer lo mismo. 'Es una forma de despertar su pasión por el teatro', dice, 'y también aprender a respetar y valorar una obra'. Organizado por la Casa-Museo de la Huerta de San Vicente, cuya directora, Laura García Lorca, descubrió el pasado año las enormes posibilidades que ofrece como atracción el teatro hecho por niños, y financiado por Telefónica, la Caja General de Ahorros y la sociedad Puleva, el montaje de ambas obras está hecho de modo profesional. 'La única diferencia', explica, 'es que los actores son niños'.

El reto con el que se encontraron los jovencísimos actores, tal y como explica Daniel Alcaraz, de 13 años, 'fue aprender a pronunciar las eses', explica en alusión al acento andaluz. 'No estamos acostumbrados a vocalizar ni a lanzar [proyectar] la voz. Pero hemos aprendido mucho de expresión corporal y de diálogos'. A su lado, Ana Camacho, de ocho años, asiente. Para ella, la experiencia le servirá para interesarse más por el teatro en el futuro. 'Yo lo que quiero es que siga adelante esta idea', dice. La última casa de Lorca puede ser ahora la primera de actores en ciernes.

Formando espectadores

Shía Arbulú, la directora del montaje, lleva varios años trabajando con El maleficio de la mariposa, de Federico García Lorca, y a tenor de los resultados, la obra tiene un enorme éxito entre el público infantil. Ella ha ideado una versión para que pueda ser interpretada por niños de entre cinco y nueve años. 'Nuestra idea es formar a los niños para que puedan ver teatro. En realidad, lo que estamos haciendo con esto', afirma, 'es crear espectadores para el futuro. Considero que es muy importante hacer este trabajo con niños'. De la misma opinión es la directora de la Huerta de San Vicente, Laura García Lorca. 'El año pasado hicimos una primera edición, y fue un éxito. Este año nos desbordaba el número de niños que se presentaron para las pruebas', comenta. Los chavales se muestran contentos, actúan con desparpajo y el estar sobre un escenario, expuestos a los ojos del público, refuerza la seguridad en sí mismos. 'Para nosotros', dice Daniel Alcaraz, que encarna a Lisandro en Sueño de una noche de verano, 'es una oportunidad irrepetible. A mí me encanta el teatro, desde chiquitillo, y esto me gusta mucho más todavía'. El menor de los actores es una niña de cinco años, y el mayor, una chica de 15. 'Son bromistas y juegan', dice Shía Arbulú, 'pero la mayor parte del tiempo son serios, muy trabajadores, y se toman muy profesionalmente su actuación'. Expresión corporal, vocalización, proyección de voz, interpretación, ritmo escénico y dramatización son las actividades que han estado desarrollando los chavales desde el pasado mes de enero, en que comenzaron los ensayos. Tras la representación, ayer, de El malifecio de la mariposa, el próximo viernes se montará Sueño de una noche de verano, de Shakespeare. Lo harán los chavales mayores, los que tienen entre 10 y 15 años. Saben que tendrán que demostrar su profesionalidad. Se sentirán auténticos actores.

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