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Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

Cursos de verano: Otra manera de pasar las vacaciones

La proliferación de los Cursos de Verano en los últimos años ha hecho que se amplíe el número de personas que tienen contacto con este modelo de curso. Éstos cada vez son menos exclusivos y como consecuencia de la ampliación de la oferta de los mismos las diferencias empiezan a apreciarse en la calidad de dicha oferta. Sin embargo, mientras que con la LRU la Universidad Española se abrió a grupos sociales que antes de esta no hubieran podido acceder a los estudios superiores, los Cursos de Verano siguen sin preocuparse por hacer llegar su oferta a la mayoría de la sociedad.

La proliferación de los Cursos de Verano en los últimos años ha hecho que se amplíe el número de personas que tienen contacto con este modelo de curso. Éstos cada vez son menos exclusivos y como consecuencia de la ampliación de la oferta de los mismos las diferencias empiezan a apreciarse en la calidad de dicha oferta. Desde luego así como se puede afirmar que con la LRU la Universidad Española se abrió a grupos sociales que antes de esta no hubieran podido acceder a los estudios superiores, los Cursos de Verano siguen sin preocuparse por hacer llegar su oferta a la mayoría de la sociedad. Más adelante plantearé algunas de las que considero posibles causas de esta situación.

Es cierto que esta mayor oferta de Cursos de Verano está creando una nuevo modelo de veraneante que se podía denominar como "cursillista". El perfil de este "cursillista" podía ser el de un estudiante universitario de último curso de carrera o de doctorado, con recursos económicos y con posibilidades de acceder a una beca, que pasa parte de sus vacaciones de verano en algún interesante lugar actualizando sus conocimientos en alguna materia.

El interés que pueden tener estos Cursos de Verano, si se plantean de un modo serio, es ofrecer otro modo de afrontar el estudio de determinadas materias. Dadas las características de estos cursos, en muchos casos apartados de los grandes núcleos urbanos, con alojamiento en la propia sede, y con un número reducido de matriculados, se dan unas condiciones idóneas para la existencia de un espacio de puesta en común, reflexión e intercambio de experiencias.

Estos cursos permiten tener de primera mano las experiencias de distintos expertos en la materia a lo largo del mismo, y poder dedicar todo el tiempo que dura a profundizar en los temas que se abordan. Permiten la reflexión sobre cuestiones que no son abordadas en las universidades, o bien si son estudiadas pero desde una única perspectiva. Así se puede afirmar que en los Cursos de Verano podemos encontrar hueco para una pluralidad que muchas veces en las aulas es sometida a los dictados del pensamiento único.

La multiplicación de la oferta de cursos tiene como una de sus consecuencias que en ocasiones algunos no se ajustan a criterios académicos ni de calidad, y responden a otro tipo de motivos e intereses. No en todos los casos los ponentes son personalidades relevantes, y en algunos ni siquiera grandes conocedores de la materia.

Pero sin duda el principal problema que tienen estos cursos es lo elevado de su matrícula. Si unimos los elevados precios de estos cursos a una escasa oferta de becas nos encontramos con que en muchos casos personas con interés en la temática del curso tienen imposible su asistencia si no son beneficiarios de una beca.

Si queremos ampliar el universo de personas que acudan a este tipo de cursos se deben buscar otras fuentes de financiación alternativas a las matrículas, que permitan reducirlas, y aumentar las becas que se ofrecen.

Por último señalar que muchos de estos cursos debido a la temporada veraniega tienen de un buen ambiente nocturno que permite que los asistentes al curso disfruten de las sedes del mismo durante la noche, con actividades culturales programadas o simplemente tomando una copa con l@s compañer@s.

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