Malos tiempos a la vista
Varios equipos anuncian su desaparición, lo que hunde en el mercado el precio de los ciclistas, incluido el de Óscar Freire
Está Giancarlo Ferretti, el inmortal director del Fassa Bortolo, sentado en el capó de su coche y pasa por delante, hermoso maillot arcoiris, Óscar Freire, un corredor que le tiene que gustar al italiano, amante de los clasicómanos con clase. 'Pero no voy a intentar ficharlo', dice Ferretti. 'Pide mucho dinero, y un director que pide tanto se cree más importante de lo que es. Bien, Freire ha ganado dos Mundiales, pero después ¿qué?'.
Afortunadamente para el campeón del mundo español, el sentir de Ferretti es minoritario. Freire busca equipo para la próxima temporada porque desaparece el Mapei, pero no parece complicado que lo encuentre, aunque quizás deba rebajar un poco las cifras que circulan por ahí, que hablan de millón y medio de euros, casi al nivel de Ullrich. Se avecinan malos tiempos para el ciclismo. Heraldos negros anuncian golpes duros. El capitalismo de grandes marcas, sostenedor de estructuras grandes, de equipos potentes, ha dado la señal de retirada del patrocinio ciclista. El futuro próximo ya está a la vuelta de la esquina, triste y deprimente: equipos pequeños, presupuestos pequeños, corredores mal pagados. Regreso a viejas costumbres. Síntomas todos de una industria en crisis.
'¿Qué más síntoma de crisis e indicio de futuro puede ser el hecho de que el ganador del Giro, Savoldelli, corra en un equipo, el Alexia, que no paga?', se pregunta Álvaro Crespi, el administrador del Mapei. 'Se acaban los equipos serios, los bien estructurados, llegan los que no pagan'. Y añade Ferretti, pesimista: '¿De qué me vale a mí tener un equipo bien organizado, gastar millones de euros si luego llega el Giro y lo gana uno que no cobra? ¿A qué patrocinador se lo explico?'.
En Italia desaparece el más grande de todos, el Mapei del volcánico doctor Squinzi, que llegó al ciclismo repentinamente, mediada la temporada 93 y se va fulgurantemente, con un portazo a los organismos internacionales del ciclismo que aún retumba. El Mercatone Uno del invisible Marco Pantani, que no se ha montado en una bicicleta desde su retirada del Giro y que cumple una sanción de ocho meses, también lo deja, así como el pequeño Cage de Bordonalli. En Francia echan el cierre el BigMat y el Bonjour. En Bélgica, una fusión muñida por Eddy Merckx ha evitado la desaparición de los dos grandes, el Lotto y el Domo, que el año próximo serán el Lotto-Domo.
España no se quedará fuera de la tendencia. Sobre el Kelme penden dudas permanentes, aunque los corredores esperan como un maná la llegada del mesías salvador, el presidente de la Generalitat valenciana, Eduardo Zaplana, que, al parecer les ha anunciado una visita al Tour para oficializar el patrocinio institucional al equipo alicantino para los próximos tres años.
Y su patrón, Pepe Quiles, está tan crecido, que incluso ha aconsejado al director, Vicente Belda, que tantee corredores de otros equipos españoles, que va a haber abundancia de demandas y bajarán los precios.
El iBanesto.com tiene asegurado el patrocinio hasta diciembre de 2003, pero el banco presidido por Ana Patricia Botín aún no ha comunicado si continuará después. En Portugal, balón de oxígeno para España, lugar al que acuden decenas de ciclistas aficionados todos los años para dar el salto al profesionalismo, la crisis de organizadores que se vive -incluso corre peligro, según algunas fuentes, la próxima Vuelta a Portugal- acabará incluso con los pobres y pequeños equipos que forman su nivel profesional.
Unos 130 corredores inundan el mercado de demanda de empleo. Freire es el más conocido. 'El día que Mapei anunció el cese de actividad a partir de enero de 2003 ya recibí varias llamadas de equipos interesándose en él', dice Antonio Freire, hermano y mánager del campeón cántabro. 'Ninguno de ellos era español, y es bien sencillo saber por qué: el Kelme no puede fichar, el iBanesto.com no puede ofrecer contratos de más de un año y el ONCE-Eroski está esperando a ver qué pasa con el mercado'.
'Nada, creo que en España no hay mucho interés en mí', reflexiona Óscar Freire. 'No gusta a los equipos españoles mi perfil de clasicómano, así que sigo viendo en el extranjero, donde hay crisis también, pero no en todos los países. En Alemania el ciclismo levanta pasiones'. A su alrededor, los empresarios preparan grandes maniobras: Crespi puede vender media estructura del Mapei -14 corredores que tienen aún contrato para 2003 entre los que no se encuentra Freire- al Saeco, que limpiaría su escuadra para acogerlos. Y el copatrocinador del Mapei, el belga Quick-Step parece dispuesto a hacerse con la otra mitad, el entramado belga-español, un plan que sí que incluiría a Freire. Pero todo, claro, a precios más razonables (para el comprador, por supuesto).
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