La galaxia espiral de 'Star Wars' (y V)
HACE MUCHO TIEMPO, en una lejana galaxia.... Tal es el provocativo y emblemático lema que preside la monumental saga de Star Wars. Lema que pone de manifiesto lo horrendo de la traducción española: de una 'limitada' guerra estelar (Star Wars), se pasó a una mucho más improbable (por las distancias implicadas) refriega entre galaxias (¿Galaxy Wars?), pese a que la acción transcurra en una ¡única! y lejana galaxia en los distintos filmes que componen la saga. Galaxia, dicho sea de paso, de la que se nos brinda un ligero atisbo en El ataque de los clones: mientras Anakin Skywalker y Padmé Amidala viven su particular idilio en Tatooine, Anakin muestra la posición que ocupa el planeta Geonosis, donde su mentor, Obi-Wan Kenobi se encuentra prisionero del conde Dooku.
A tal efecto, el ordenador de navegación muestra una vista general de esa galaxia, una estructura espiral que recuerda a nuestra Vía Láctea, imagen que termina dando paso al sistema planetario de Geonosis. Resulta oportuno reconocer que el equipo de guionistas de Star Wars parece haber seguido un curso acelerado de astronomía: mientras en El ataque de los clones se menciona que el planeta Geonosis está a unos pocos parsecs de distancia (el parsec es una unidad de distancia equivalente a 3,26 años luz), en La guerra de las galaxias, Han Solo no tiene reparos en afirmar: '¿Nunca has oído hablar del Halcón Milenario? Se trata del navío que hizo la travesía de Kessel en menos de 12 parsecs'. Algo parecido a afirmar que el plusmarquista mundial Maurice Green corre los 100 metros lisos... ¡en menos de 100 metros! Hemos ganado con el paso de los años, en cuanto al uso adecuado de la jerga científica.
Una galaxia como la Vía Láctea parece lo suficientemente grande como para no tener que batallar por un imperio que se extienda a otras galaxias: con un diámetro de unos 100.000 años luz y un grosor de sólo 1.000 años luz, alberga alrededor de 400.000 millones de estrellas, con un número indeterminado de sistemas planetarios. Cifras que generan un ligero vértigo astronómico pese a palidecer frente al contenido total del universo conocido: se estima en otros 100.000 millones el número de galaxias que alberga el universo.
Perdido todo atisbo de geocentrismo, la Vía Láctea no es más que una entre billones y billones de galaxias. Galaxias que recogen una amplia variedad de formas y tipos: junto a las galaxias espirales, como la Vía Láctea, los astrónomos distinguen entre galaxias elípticas, lenticulares e irregulares. Tal y como afirma el astrónomo Sidney van den Bergh, pionero en la clasificación y tipología galáctica, 'Las galaxias son como la gente. Cuanto más las conoces, más peculiares se muestran'.
Uno de los resultados más sorprendentes es el obtenido a mediados de la década de los noventa en base a detalladísimas observaciones de espacio profundo realizadas con el telescopio espacial Hubble (el llamado Hubble Deep Field). Una mirada al espacio lejano proporciona, merced a la finitud de la velocidad de la luz, una instantánea de nuestro universo en sus épocas remotas. Así, observar regiones distantes en el espacio supone observar regiones distantes también en el tiempo.
Pese a que la interpretación del Hubble Deep Field genera todavía hoy controversias entre los especialistas, parece prevalecer la opinión de que, mirando hacia atrás en el tiempo, la proporción de galaxias espirales (dominantes en el entorno de nuestra galaxia) disminuye, en favor de otros tipos morfológicos (por ejemplo, galaxias irregulares). Así, no está claro que hace mucho tiempo, una lejana galaxia sea espiral... Aunque, insistimos, el asunto no está, ni mucho menos, zanjado. Es una pena que las similitudes terminen aquí: los ciudadanos de la galaxia donde transcurre la trama de Star Wars, parecen mucho más preocupados por el futuro sociopolítico y por la estabilidad de su preciada república que por el fútbol. Resulta lamentable que, a diferencia del vino, no hayamos mejorado con el tiempo...
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