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MI AVENTURA | EL VIAJERO HABITUAL
Cartas al director
Opinión de un lector sobre una información publicada por el diario o un hecho noticioso. Dirigidas al director del diario y seleccionadas y editadas por el equipo de opinión

A Estambul en tren

SIN RESERVAS, sin horarios, sin techo, sin complejos ni prisas, con unas pocas liras, con idiomas, con mochila a la espalda, un billete de Interraíl y ganas de ver mundo y conocer gente me he treneado la Europa calurosa el verano pasado.

Costa Azul, Lombardía, Toscana; Roma, una ciudad con motorinos aquí y allá, el reducto vaticano, el fascistoide aunque grandioso monumento a Víctor Emanuel, junto a la antigua Roma.

Luego, en cubierta de crucero, incluido en Interraíl, hasta Corfú... Salto al Peloponeso, sorteando el canal de Corinto camino de la preolímpica Athina. Bailé un sirtaki, comí un souvlaki, paseé por el barrio de la Plaka y la Acrópolis. Después tomé un tren nocturno a Estambul, en donde estuve en una terraza fumando cachimba (pipa de agua), con danzas sufistas al anochecer, oyendo la llamada a la oración frente a la grandiosa mezquita de Solimán el Magnífico. Una vuelta por el Gran Bazar: baratijas, alfombras y el acoso de vendedores con su regateo infatigable.

De regreso a casa saboreé el ambiente shakesperiano de Venecia y Verona, y tropecé por casualidad con Montpellier, cuna de Jaime I, quien también en su día llegó a tierras valencianas, pero no lo hizo ni en Talgo ni en TGV. Eran otros tiempos...

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