Camara, el secreto
'Jamás en mi vida había oído hablar de Henry Camara, ahora, desgraciadamente, todos tenemos que hacerlo'. Mjallby, el central sueco que ejerce de capitán, aprendió ayer una nueva lección en su carrera. Él, más que nadie, fue la gran víctima de Camara, el senegalés que le sentó dos veces de culo. En la primera para empatar el partido; en la segunda, para enviar a los suecos de vuelta al frío.
El delantero africano, jugador del modesto club francés del Sedan, se mostró igual de gélido que sus enemigos: 'Yo no he venido a Asia para hacer turismo'. Punto final. Ni una mueca más en el día más grande de su carrera futbolística, tras una jornada que le inscribirá en las hemerotecas de todo el mundo como el segundo jugador en marcar un gol de oro. El primero fue el francés Blanc, ante Paraguay, en los octavos de hace cuatro años.
Camara, que comenzó el torneo asiático de suplente, no tiene una ficha demasiado brillante. A sus 25 años es uno de los más expertos de la selección de Senegal, con la que llevaba marcados hasta ayer siete goles en 34 partidos, tan sólo uno en la fase de clasificación. El héroe senegalés, al igual que 21 de los 23 de la selección, lleva años enrolado en el fútbol europeo, pero sin gran impacto. Dio sus primeras patadas en la irrelevante Liga suiza, primero en el Neuchâtel y más tarde en el Grasshoppers, con el que hace dos temporadas se proclamó campeón. Un título que le llevó a la Liga francesa, al Sedan, donde ha tenido muchos altibajos.
La presencia de Diouf, la gran estrella africana del momento, le ha obligado a jugar como segundo delantero, tras varios años en la punta de lanza. Su adaptación no le ha resultado fácil; pero explotó el mejor día y en el mejor momento. Su velocidad, astucia y vocación por el regate corto le sostuvieron en el equipo senegalés.
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