El Sónar arranca buscando su techo
Más de 400 actos en el programa del festival de arte y música electrónica que abre hoy sus puertas en Barcelona
Convertido en un clásico en ocho años de funcionamiento, el Sónar, el ya famoso festival de Música Avanzada y Arte Multimedia, inicia este mediodía las actividades de su novena edición. Hasta la madrugada del próximo domingo se celebrarán más de 400 actos que incluyen conferencias, exposiciones, conciertos, sets de disc-jockeys, proyecciones, instalaciones y debates que darán cuerpo a la cita anual que Barcelona tiene establecida con el mundo de la electrónica.
La ampliación de espacios diurnos del festival da buena medida del crecimiento que sus organizadores esperan absorber esparciendo sus centros de actividad por el Raval. De momento, y a falta de datos oficiales sobre la venta de entradas y abonos, sólo se sabe que cada año se acreditan más personas. Entre músicos, profesionales y prensa ya hay más de 1.100 acreditados procedentes tanto de España como del extranjero. Esta noche buena parte de ellos se dirigirán al Polígono Pedrosa de L'Hospitalet, que por segundo año acogerá al Sónar. Ampliando el aforo de sus espacios (Sónar Club, Sónar Pub y Sónar Park), la organización espera dar cabida hasta a un máximo de 22.000 personas, cifra que como es habitual no se sabe si será excesiva o, como ha ocurrido hasta la fecha, se quedará corta. Un año más se trata de saber hasta dónde puede crecer el festival.
En el escenario Sónar Club es donde actuará uno de los nombres descollantes de una programación que no suele sustentar su atractivo en las grandes figuras. Serán Neil Tennat y Cris Lowe, es decir Pet Shop Boys, quienes presenten, a partir de las doce de la noche, Release, un último disco que ellos han situado al margen de la electrónica, anunciando de paso que jamás se habrán visto tantas guitarras sobre un escenario ocupado por ellos.
Arthur Baker, uno de los padres del electro, actuará a las 23.30 horas en el Sónar Pub, y el hip-hop abstracto de DJ Krush tomará el escenario Sónar Park a partir de las 1.30 horas, justo entre las actuaciones de otras de las dos gemas del primer día de Sónar, Arto Lindsay (0.30) y Radio Boy (3.00), que en cierta manera pusieron ayer en marcha el festival con una conferencia de prensa conjunta en la que hablaron de sus respectivas actuaciones.
Fue una presentación curiosa porque las dos estrellas esperaron el inicio del acto largo rato en un pasillo tal que personas anónimas. Son las cosas que tiene el Sónar. Nadie les hacía caso y quizá por ello hablaban entre sí. Uno, Arto Lindsay, parecía el profesor chiflado, mientras que Matthew Herbert se asemejaba más a un okupa de estética comedida, sin alfileres. Su físico adquirió otra dimensión tras la mesa, y comenzaron las preguntas a los que ya entonces eran artistas de interés. 'El gran reto de la electrónica es buscar un contexto ideológico', decía Herbert, 'pues hasta ahora ha sido muy abstracta', remachaba. Él lo ha buscado mediante el espectáculo que presenta esta noche, en el que cuestiona la sociedad de consumo destruyendo objetos que la representan y sampleando en directo el ruido producido. 'El sampler', continuó Herbert, 'es una herramienta estupenda ya que permite captar la musicalidad de cualquier actividad humana'. Herbert ha utilizado en sus discos hasta el sonido del estómago de su novia.
A su lado, Arto Lindsay, uno de los tótemes del experimentalismo neoyorquino, aceptaba y proponía ideas a su amigo: '¿Por qué no usas, en lugar de objetos producidos por multinacionales, pasaportes y permisos de residencia?'. De paso afirmaba: 'Tanto la forma de componer, como de producir, como de vender su música hace de Herbert un músico muy politizado'. Era Herbert el centro de atención, ya que el disco resultante de este espectáculo, The mechanics of destruction, no se vende, sólo se consigue por Internet o a través de correo postal. 'Sería ilógico que la gente pagase por algo que censura al capitalismo', decía ayer.
Sin embargo, hubo tiempo para que el polifacético Arto Lindsay explicase que en su concierto le acompañarán tres músicos, que entre todos manejarán teclados y dos ordenadores portátiles -labtops en la jerga electrónica- y que presentarán alguno de los temas de su estupendo último disco, Invoke. Ambos colaborarán en el próximo disco de Herbert, que no usará el alias de Radio Boy, el que utiliza esta noche, sino el pomposo de Matthew Herbert Big Band porque quiere tocar con muchos músicos.
Respecto a la programación diurna de hoy, los atractivos se centran, sorpresas al margen, en las presencias de Tuxedomoon (Hall, 21.00 horas), Timblelind (Sónar Dome, 19.45 horas), The Cinematic Orchestra (Sónar Village, 20.30 horas) y Christian Marclay (Sónar Complex, 20.30 horas).
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.