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Reportaje | Mundial 2002

Conflicto en el videomarcador

La FIFA incumple sus propias reglas al autorizar que se emitan en los estadios imágenes de los partidos mientras se juegan

Santiago Segurola

El despliegue tecnológico de Corea del Sur y Japón ha causado un conflicto entre las reglas de la FIFA y los intereses de los países organizadores o de algunas de sus principales empresas.

El debate está relacionado con el permiso que ha dado el máximo organismo futbolístico para emitir imágenes de los partidos en los vídeomarcadores mientras se desarrolla el juego. Esta decisión podría tomarse como un asunto menor o estrictamente comercial, pero puede tener un profundo efecto sobre lo que sucede en los estadios, tanto en las gradas como en el terreno de juego. Por ejemplo, ¿se pueden generar altercados en las tribunas por la emisión de determinadas imágenes?, ¿un error proyectado en pantalla gigante puede afectar a las decisiones del árbitro?, ¿pueden volverse más inestables los jugadores si todo lo que sucede en el césped se observa por parte de miles de espectadores?, ¿qué imágenes son merecedoras de ser ofrecidas y cuáles no?, ¿quién lo decide y por qué?...

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El asunto no es intrascendente porque afecta a cuestiones muy delicadas. Algo de eso debió de temer la FIFA cuando cortó la emisión de las imágenes del partido Inglaterra-Suecia en la ciudad japonesa de Saitama. En el minuto 15, el vídeomarcador se quedó en blanco y así siguió hasta el final del encuentro. Las causas, según explicó ayer Keith Cooper, portavoz de la FIFA, se debieron al miedo a que los hinchas encontraran una excusa para protagonizar actos de violencia dentro del estadio. Es evidente que fue una determinación animada por la pésima fama de los hinchas ingleses, que en esta ocasión no protagonizaron incidente alguno ni en Saitama ni en ningún otro lugar de Japón.

Durante los últimos años, la FIFA ha prohibido la emisión de cualquier imagen de los partidos en los estadios, de manera que los vídeomarcadores se han convertido en un vehículo de publicidad. El conflicto ha surgido en el Mundial por el enorme desembolso de Japón y Corea en sus campos, dotados de las soluciones tecnológicas más novedosas. Unos recintos impresionantes que, en la mayoría de los casos, sólo albergarán dos o tres partidos. Para los proveedores de los vídeomarcadores el negocio era ruinoso. A ese punto se refirió explícitamente Cooper cuando admitió que la FIFA había sido tan sensible a las presiones de las empresas que se las había permitido el uso de las imágenes en directo.

Cooper añadió un argumento que hasta el momento no ha servido en Europa: 'No parece posible privar a una persona de ver las imágenes en los estadios cuando se ha gastado entre 60 y 100 dólares por una entrada mientras el resto de los aficionados pueden ver por televisión lo que ocurre y las repeticiones desde mil ángulos diferentes. Y sin gastarse un céntimo'.

La decisión de permitir las imágenes en directo ha puesto a la FIFA ante otra disyuntiva. ¿Qué se emite y quién lo decide? Llegado el caso, los realizadores de televisión podrían convertirse en superárbitros al decidir qué jugada se ofrece y cuál no. Ante esta reflexión, la FIFA ha preferido que en los estadios se vea lo mismo que en la televisión.

Las primeras reacciones añaden más elementos a la polémica. El árbitro del encuentro inaugural, el kuwaití Pujsaim, se quejó de la decisión de la FIFA: 'Nos compremete en nuestro trabajo'. Lo dijo el mismo día que el árbitro surcoreano Kim Yong Joo se equivocó reiteradamente en el partido Brasil-Turquía. Lo vieron cientos de millones de aficionados a través de la televisión, lo observaron 50.000 espectadores en el estadio de Busan y quién sabe si no los detectó él mismo a través de la pantalla.

Luiz Felipe Scolari, el seleccionador de Brasil, da instrucciones a sus jugadores antes de un entrenamiento.
Luiz Felipe Scolari, el seleccionador de Brasil, da instrucciones a sus jugadores antes de un entrenamiento.REUTERS

El problema de las entradas

'¿Crisis? ¿Pero qué crisis? Tenemos un problema. Debemos enfrentarnos a una situación que no es ideal, pero es exagerado hablar de crisis'. Keith Cooper, portavoz de la FIFA, calificó de exageradas las críticas recibidas por los defectos en el sistema de venta de las entradas. Pero las quejas se suceden ante la paradoja de que haya una gran demanda y se vean asientos vacíos.

Las autoridades de Corea del Sur y Japón se unieron ayer a la protesta. En el primer país varios miles de localidades no se han vendido y las autoridades buscan la manera de llenar los estadios porque consideran que las imágenes emitidas por la televisión con las gradas sin ocuparse del todo dan sensación de fracaso.

En Japón también hay grandes claros. Muchas demandas no pudieron satisfacerse por el retraso de la empresa británica encargada de imprimir las entradas.

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