En busca de un instituto 'mejor'
Alberto vive en el Polígono Guadalquivir, uno de los barrios más difíciles de Córdoba, pero estudia en otro lado. Sus padres no quieren que se junte con chicos conflictivos y le han buscado plaza en un centro 'mejor'. Para más señas, concertado y lejos de casa. Cada mañana sube al autobús que lo lleva a clase, cada tarde vuelve al barrio. No estudia con la misma gente con la que se divierte; anda siempre un poco fuera de sitio. Sus padres están más tranquilos. Él, más desarraigado. En su instituto no queda bien ser del Polígono. Alberto es uno de los muchos adolescentes que estudian fuera de su entorno vital. Y este simple mecanismo de huida, justificado por las buenas intenciones de muchos padres que quieren lo mejor para sus niños, genera complejas situaciones educativas.
Lo explica Andrés Moyano, jefe de estudios del IES Guadalquivir de Córdoba, situado a pocos minutos del domicilio de Alberto. 'En el Polígono los pisos cuestan menos. Hay familias que se compran la vivienda aquí porque no tienen más ingresos, pero no quieren que sus niños se mezclen con gente problemática'. Nadie piensa que sus propios hijos puedan resultar problemáticos, claro. 'Así', sigue Moyano, 'hay centros que se convierten en guetos. Los padres preocupados por los estudios de sus hijos se los llevan fuera, de manera que la mayoría de los que se quedan vienen de familias desestructuradas'.
Este fenómeno arranca desde primaria. 'En nuestro instituto existe un doble filtro. Los padres eluden los Centros de Atención Educativa Preferente, los colegios más marginales, que son precisamente los que están adscritos al IES Guadalquivir. Y los que sí se matriculan en estos centros piden otros institutos cuando les llega la hora de pasar a secundaria', razona Moyano. El resultado es que, aunque en las previsiones del IES Guadalquivir para este año figuraban 96 futuros alumnos de primero de ESO, al final no llegarán a 60. Y de estos, cerca del 20% serán absentistas, y no aparecerán nunca por el centro. 'En dos promociones hemos dado 124 graduados escolares. Pero también hemos tenido un 20% de abandonos'. No es que todo sean problemas: 'Hay un 40% que va bien', advierte Moyano, 'pero basta con cinco que den la castaña para que las clases se hagan difíciles'.
¿Y qué soluciones hay? Moyano reflexiona. 'Primero, todos los centros deberían tener la ESO, los ciclos formativos y el bachillerato, para ofrecer continuidad a los alumnos y estar en igualdad de condiciones. Habría que involucrar más a los padres. Y el profesorado tiene que venir voluntariamente, sabiendo lo que pasa aquí, porque si no se amarga y no adelanta nada. Uno tiene que adaptarse a estos centros y al alumnado; aquí la problemática pedagógica es muy distinta. Seguimos a los estudiantes muy de cerca, les apoyamos mucho, tenemos que estar muy encima de ellos para que no abandonen. Y las administraciones tienen que ponerse de acuerdo para trabajar en esto. Ahora mismo el Ayuntamiento y la delegación de Educación cooperan, pero Asuntos Sociales, no'.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.