Escuela para atender a los mayores

Nicolasa Pérez y Eva María González, madre e hija de Rus (Jaén) no trabajan fuera de la casa, pero aunque quisieran no podrían hacerlo. No perciben ningún salario y su labor apenas es reconocida por nadie más allá de su entorno familiar. Sin embargo, la dedicación de ambas es plena durante toda la jornada. Tienen a su cargo al abuelo de la casa, de 87 años, y a dos tíos, también por encima de los 80 años, con un rasgo común: sufren demencia. Después de muchos años soportando una carga psicológica importante, en la última semana han empezado a afrontar su rutina diaria desde una perspectiva menos traumática. Junto a otra treintena de familias de este pueblo de la comarca jiennense de La Loma participan en un taller que imparte la ONG Gerón para entrenar a estos cuidadores, que en la mayoría de los casos acaban enfermando por el alto estrés y cuadros depresivos que padecen.

Rus y Jimena son dos municipios jiennenses que han acogido talleres de este tipo por parte de Gerón, pero durante el último año se han llevado a cabo en toda la comunidad andaluza otros 25 dirigidos a más de 800 familias dedicadas por entero al cuidado de personas con demencia. Este innovador programa, que nació en 1999 coincidiendo con el Año Internacional de las Personas Mayores, cuenta con la colaboración de los ayuntamientos y de la Consejería de Asuntos Sociales.

'Lo que queremos es mejorar la calidad de vida de estas personas que están angustiadas por una labor que requiere de una dedicación plena y un sacrificio absoluto', asegura Antonio Anguita, delegado en Jaén de la ONG Gerón. Desde esta perspectiva, los contenidos del taller se encaminan a favorecer el reconocimiento y la autoestima de los cuidadores, casi siempre familiares cercanos del enfermo y, por regla general, mujeres. A través de métodos muy participativos se les enseñan técnicas de superación del estrés y se les entrena en la búsqueda y uso de recursos que faciliten la distensión y que ayuden a mantener el equilibrio. Por último, se intenta fomentar la creación de grupos de ayuda mutua.

Para los responsables de Gerón, los efectos de estos cuidados tan prolongados, que a veces duran hasta 15 ó 20 años, repercuten en la vida familiar y social de los cuidadores: 'La intensa y constante dedicación que requieren estos enfermos recortan al máximo sus relaciones sociales, llegando a aislarse con una dedicación total a la persona asistida, lo que a veces desemboca en depresiones de las que resulta muy costoso salir, según la tesis que manejan los gerontólogos'.

Antonio Aguilar, vicepresidente de Gerón en Andalucía afirma que 'mientras haya un mínimo de posibilidades de cuidados en la familia es preciso alentarlas, porque es donde mejor se pueden vivir los últimos años para un enfermo'.