_
_
_
_
_
Entrevista:EVA YERBABUENA | Bailaora

'Lo importante es rodearte de gente que sepa lo que tú no sabes'

El arte de Eva Yerbabuena (Granada, 1970) está en plena explosión. Su baile se ve una vez y se recuerda siempre. Inquieta y profunda, quizá su gran secreto es que baila para adentro, desde una búsqueda íntima que nace del silencio. Tras ganar el Premio Nacional de Danza en 2001, pasar una semana 'aprendiendo' con Pina Bausch en Wuppertal, triunfar en Estados Unidos y Brasil y recibir el Premio Bombín (que no pudo recoger por problemas familiares), esta noche vuelve al teatro Apolo de Madrid, con un aforo de más de mil espectadores, para mostrar durante casi un mes su espectáculo 5 mujeres 5. Y, en medio de la vorágine, ya tiene listo su nuevo montaje. 'Se llamará Mi silencio. Y trata de un amor imposible, el de una mujer en coma'.

Pregunta. Eso suena a Almodóvar.

Respuesta. Cuando me dijeron de qué iba su película me quedé tiesa. Pero esa obsesión la tengo desde pequeña. Los mayores siempre hacen que la muerte sea un tabú para los niños. Y si te lo prohíben, da más morbo. ¿Qué pasa cuándo morimos? ¿Qué pasa cuando el cuerpo está vivo y la mente muerta?

P. Parece difícil convertir eso en danza.

R. Tendrá también teatro. Hemos hecho el guión Hansel Cereza y yo. Será una cosa muy arriesgada.

P. Ya sabe que Gades dice que algunos bailaores se hacen coreógrafos demasiado pronto.

R. Ser buen intérprete cuesta la vida, así que ser coreógrafo... Pero todos tenemos inquietudes, queremos saber dónde podemos llegar, y no debemos dejar de hacer cosas por miedo. Hay que hacerlo con mucho respeto y conocimiento, eso sí, pero hay que intentarlo. Y sabiendo que mantener una compañía es lo más difícil del mundo, porque no sólo tienes que ser coreógrafo, sino convivir, compartir, enseñar tu forma de entender el flamenco... Por suerte, yo desde pequeña escuché cosas como 'correr es de cobardes', 'despacito y buena letra' o 'lo más difícil es mantenerte'. Escuchar es muy importante. Y rodearte de gente que sepa lo que tú no sabes. Y tener necesidad espiritual de crear algo. A partir de ahí, a buscar. Y si hay que parar, se para.

P. ¿Cómo fue esa semana con Pina Bausch? ¿Aprendió mucho?

R. Fue un privilegio. Me enseñó mucho. Que nunca hay que hacer por hacer, que la sencillez es fundamental, que hay cosas que no puedes contar tú sola. Yo siempre tengo muchas dudas, prefiero consultarlo todo antes que ejercer de jefa, y su apoyo me hizo pensar que no me estoy equivocando, que cada bailarín del grupo tiene que ser él mismo sobre el escenario. Ella da a cada uno su sitio porque sabe que sólo vale lo que te enriquece, lo que te ayuda a saber quién eres... Ahora yo sé que soy flamenca, pero que no quiero limitarme a eso. Y no hablo de la fusión. Eso de la fusión me da risa. El flamenco es la música más fusionada del mundo, la más impura. Es una esponja que lo absorbe todo. Y tiene tantas cosas que te enriquecen, tantas aberturas... No se trata de fusionar, sino de compartir lenguajes y disfrutarlos.

Toda la cultura que va contigo te espera aquí.
Suscríbete

Babelia

Las novedades literarias analizadas por los mejores críticos en nuestro boletín semanal
RECÍBELO

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_