Robin Hood se instala en las Hoces
Los grupos Ozono y Viviendo del Cuento organizan fines de semana de aventura en los que el teatro se mezcla con el deporte
Si alguien se los encuentra en medio del excepcional paraje natural de las Hoces del Cabriel, trotando disfrazados de fraile, de monja recatada o de héroe de los bosques; midiéndose con las espadas o retándose al tiro con arco; descendiendo con una cuerda hasta el río; o gritando a pleno pulmón en castellano antiguo, pensaría que han fumado algo... Pero no fuman.
Los chicos y chicas de Ozono y Viviendo del Cuento hacen deporte y le pegan a la imaginación. En plena naturaleza, han montado una aventura en la que el teatro se alía con el deporte, dirigida a grupos de trabajadores de empresas y a todos aquellos que busquen pasar un fin de semana diferente.
Cuentan que Robin Hood ha abandonado el bosque de Sherwood para vivir sus aventuras en los alrededores del pequeño pueblo de Venta del Moro. Le acompañan sus incondicionales: Lady Marian, el fraile, Juan, Juana y un ladrón. En grupos de cinco, los participantes se disfrazan cada uno de un personaje y con el guión de su recorrido en la mano y la historia en la cabeza, inician la aventura por un bosque que está en Requena, pero nada tiene que envidiar a los anglosajones.
'Por ahí se ofrecen muchas actividades deportivas de aventura, pero ésta es la primera vez que se mezclan con el teatro. Los participantes se transforman: la ejecutiva se convierte en fraile y el oficinista en héroe y espadachín', explica Víctor Aleixandre, de Viviendo del Cuento, un grupo que lleva más de dos años mezclando la animación con la historia. 'Las empresas valoran cada vez más la comunicación entre sus empleados. Durante un fin de semana pueden enrolarse en una aventura en la que cada uno asume un papel dentro de un cuento, que no tiene por qué corresponderse con la jerarquía habitual en el trabajo, para practicar deporte y divertirse juntos', añade Emilio Medina de Ozono, expertos en deporte de aventura (rappel, tiro con arco y todos los acabados en -ing: rafting, puenting...).
Lejos de su imagen de joven pacata, en las Hoces del Cabriel Lady Marian se convierte en una coqueta de cuidado que conoce los secretos de la esgrima y desenvaina la espada a la primera excusa. El fraile cuida de sus fieles, pero también se las apaña para sacar algunas monedas vendiendo a los aventureros objetos útiles (mapas, llaves, cuerdas...) y algunos otros inútiles. El objetivo del juego: encontrar al verdadero Robin Hood, poco hábil con la espada pero campeón en el tiro al arco.
Muchas de las actividades, sobre todo durante la primavera y el verano, giran alrededor del agua y del río. Los personajes deben bajar enganchados a una cuerda, remar río abajo en una zodiac o enzarzarse en una batalla entre barcas. El nivel de dificultad se pacta con los organizadores. Por el camino se encontrarán con diferentes personajes, como los dos apuestos y convincentes espadachines, el marqués de Cabriel (José Luis Herranz) y el conde de las Hoces (Juantxo), que les retarán con la palabra y con la espada, y les conducirán hasta la actividad final: el concurso de tiro al arco. Si algo se echa de menos, son alusiones y contenidos sobre la historia del privilegiado escenario que utilizan para la aventura, las Hoces del Cabriel, así como a su rica fauna y flora.
'El éxito del juego depende de que los participantes se metan en la piel de los personajes. Nosotros ponemos el vestuario, el lugar y el material deportivo, pero cuanto más entren en la historia, mejor saldrá', explica Aleixandre. Al final del recorrido, después de duelos, boda y persecuciones, vienen los juegos. Juegos poco habituales en el siglo XXI, pero que todos hemos visto en las películas de leyendas medievales. Peleas con palos sobre un tronco suspendido en el río (palos con protecciones en los extremos y una cuerda sujeta a la cintura para no caer y darse un coscorrón). Tirarse por el barranco en tirolina. Esquivar pesados sacos en movimiento atravesando un recorrido de frágiles tablones. O aprender una lección básica pero completa de esgrima de la mano de Herranz.
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