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Carta del ex ministro de Trabajo a Enrique Bellido

Éste es el artículo publicado el pasado 19 de mayo por Manuel Pimentel, bajo el título Carta a Enrique Bellido, en los diarios del Grupo Joly (Diario de Sevilla, El Día de Córdoba y Diario de Cádiz) acerca de la destitución de la dirección del PP de Córdoba presidida por Enrique Bellido.

'Te presentaste a un congreso y lo ganaste. Encabezaste una candidatura, que algunos bautizaron despectivamente como la de los catetos, y lograste más votos que tu competidora. Las urnas y los votos hablaron, y su veredicto fue claro e inapelable: contra todo pronóstico fuiste elegido presidente del PP de Córdoba. La bendita democracia es así; las urnas deciden, y los demás debemos acatar su resultado.

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Durante tu presidencia habrás tenido aciertos y errores, pero los estatutos del partido te conferían, a ti y a tu equipo, un periodo de tres años para dirigir un proyecto que se suponía de centro reformista para la provincia de Córdoba. No ha podido ser. Una decisión de dudosa legalidad y pésimo estilo político, tomada por un órgano regional, ha disuelto la junta electa y ha nombrado una gestora que conducirá el partido hasta un nuevo congreso provincial.

Supongo que lo estarás pasando mal. Estarás recibiendo las muestras de cariño y apoyo de muchas personas, pero también sufrirás los efectos de la campaña que han iniciado contra ti. Tratan de justificar un golpe de mano antidemocrático y utilizarán todos los argumentos y medios a su alcance. Leo con estupor que te acusan de deslealtad porque criticaste los posibles efectos negativos de los hiperliderazgos políticos, y reflexionaste en voz alta acerca de nuestra política vasca. Al parecer ésa es toda tu responsabilidad. Quisiste pensar y opinar desde la lealtad, cuando, al parecer, lo único que se tolera es la repetición de los argumentarios oficiales matinales. Quiero que sepas que muchos opinamos igual que tú y que nos sentimos profundamente apenados por el miserable trato que habéis recibido. No os lo merecíais.

Sólo cometiste un error. Creer en el juego de la democracia, en el veredicto de los votos. Jugaste limpio, y dijiste lo que pensabas. Tenías un proyecto, y ganaste unas elecciones. Demasiado para estos momentos y estas circunstancias. Pensar y tener opinión parece peligroso; mucho más productivo es seguir fielmente las consignas. Al final, terminaremos pagando ese empobrecimiento de personas, ideas y libertad.

No te vayas del partido. Sigue ahí, con tu ejemplo. Un fuerte abrazo y mucha suerte'.

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