'La pintura no está muerta. Lo que mueren son las tendencias'
Víctor Mira se encuentra viviendo en estos momentos en dos siglos distintos. En el Museo Pablo Serrano de Zaragoza presenta hasta el 9 de junio una selección antológica de su trabajo que representa su trayectoria del siglo XX, y en Barcelona, en la galería Miguel Marcos, muestra hasta el 3 de junio su conexión con el futuro con un significativo salto hacia una nueva pintura. Todo ello bajo el título de Apología del éxtasis.
PREGUNTA. Además, su galerista ha publicado por primera vez en castellano su libro Trepitjant les flors (Pisando las flores). Ahora se titula En España no se puede dormir.
RESPUESTA. El libro lo forman textos de los ochenta, escritos para defenderme de malas interpretaciones. Me decían que me aislaba en una torre de marfil. Yo lo que hacía era subirme a lo alto para tener una mejor panorámica de la sociedad.
P. En la exposición antológica en el Museo Pablo Serrano se pueden contemplar sus inicios figurativos, en Barcelona vuelve a ellos, ¿por qué?
R. Con la abstracción llega un momento que te quedas en nada. Por eso los jóvenes necesitan ahora de la fotografía y recuperan la figuración para explicar cosas.
P. ¿Ha sido superada la abstracción?
R. Creo que la abstracción representa el ambiente de posguerra y dictadura. Es una pintura más meditativa que responde a la imposibilidad de hablar. No se tiene los problemas de argumentar un concepto. Yo ahora necesito la figuración como manera urgente de explicarme.
P. Pero, definitivamente, ¿está muerta la pintura?
R. Ni muerta ni viva. Está ahí para ser utilizada. Lo que mueren son las tendencias.
P. ¿En qué consiste su pintura del siglo XXI?
R. Como ser humano dejé de existir en 1999, ahora sólo vivo como artista. La obra que marca este tránsito es La última cena. Allí se inicia un nuevo recorrido con la serie Moods con la que me identifico con Marilyn Monroe. Me siento como si fuera ella entrando en la Quinta del Sordo y con el carmín me dedicara a colorear las pinturas negras de Goya.
P. El color también ha cambiado.
R. Ahora es muy espontáneo, porque pinto con urgencia. Valoro más el efecto milagroso del arte que dedicarle muchas horas a un cuadro. Me siento en estado de gracia debido a que he perdido el orgullo y la pretensión.
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