Sin código
La fuerte presencia escénica de Fátima Miranda, su delicadeza, como si no quisiera molestar al espectador, su enorme riqueza con un juego interminable de polifonías, algunas de ellas a capella, está aquí muy arropada por una potente videocreación, potente y delicada, que o bien subraya los recitativos, o los acompaña o a veces se anticipa a ellos o los prosigue a su manera. Bien entendido que aquí nada se afirma, y que quien busque aseveraciones más o menos explícitas o contundentes se equivoca de espectáculo. Aquí estamos en el terreno de las sugerencias tranquilas, depositarias de una calma que a veces alude al origen y otras es un bien rescatado al tumulto de las cosas.
Este raro -por infrecuente- espectáculo se deja caer durante dos días por el Rialto, un tanto dejado de la mano de dios, y sin embargo no hay duda de que estamos ante una de las creaciones más estimulantes de la temporada y, por así decir, de las más sinceras, si es que eso significa algo en arte. La integración entre lo visual, la actuación y la música no es aquí, al contrario de lo que sucede tantas veces, un objetivo a conseguir sino un punto de partida, y eso hasta el punto de que la voz juega con el origen de modulaciones antiquísimas y a veces de origen sagrado mientras la imagen (muy notable el efecto de la proyección sobre la blancura de las ropas tendidas, ropas que contienen en sí mismas toda una metáfora de ensoñación mediterránea) proyecta escenas rurales de entreguerras y enreda las sábanas tendidas entre alambres de espino, en lo que no hay contradicción alguna sino una cierta superposición de significados que parece absolutamente natural. Pero no se dejen engañar. Nada aquí es natural. Todo esta sometido a la en ocasiones deslumbrante arbitrariedad del hallazgo estético.
ArteSonado
Idea original, composición musical y cantante-performer, Fátima Miranda. Iluminación, Andreas Greiner. Vestuario, En Escena. Videocreación, Eugeni Bonet. Espacio escénico y dirección, Fernando Renjifo. Teatro Rialto. Valencia.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.