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Entrevista:ENRIQUE BELLIDO | Ex presidente del PP de Córdoba

'Con el PP de Córdoba no se ha hecho juego limpio'

Enrique Bellido (Córdoba, 1951) ha sido destituido de la presidencia del PP cordobés tras una grave crisis interna que le enfrentó a un grupo de dirigentes provinciales.

Pregunta. ¿Esperaba el desenlace que ha tenido la crisis abierta en el PP de Córdoba?

Respuesta. Uno siempre espera que este tipo de situaciones se resuelvan, pero tenía mis temores a que el desenlace final fuese el que ha sido: crear una gestora.

P. ¿Por qué se ha llegado a esta situación?

'Los críticos han vulnerado los estatutos del partido y se les ha consentido'
'Aznar no ha estado detrás de los críticos y espero que Arenas tampoco'
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R. Por el deterioro al que ha llegado el partido en el último año y medio, deterioro generado porque no se ha querido aceptar el resultado del congreso provincial que gané, por la falta de colaboración total de aquella corriente de opinión crítica a la candidatura que yo presenté. Todo esto y una serie de factores de carácter personal han determinado este final lamentable que ha tomado la dirección regional del partido.

P. ¿Cree que las direcciones regional y nacional no le han perdonado que no acatara sus deseos para que no presentara la candidatura a aquel congreso provincial?

R. Eso ha pesado mucho, evidentemente. Ha pesado el hecho de que quienes no han aceptado ese resultado democrático surgido del congreso sean la mayoría de los cargos institucionales del partido en Córdoba, como también que mi gestión fuese apoyada por el 75% de la junta directiva provincial... Todo ello ha pesado para lo que se pretendía desde un principio: que Enrique Bellido no fuese presidente del partido. El resultado de la crisis no se inició hace 15 días, lo de ahora se inició antes del congreso provincial de septiembre de 2000.

P. Entre otras cosas, ese sector crítico recriminaba unos artículos periodísticos en los que, según ellos, usted cuestionaba el liderazgo de José María Aznar y la política del PP en el País Vasco. Si eran tan graves, ¿por qué no se actuó de inmediato?

R. Ésa es mi opinión también. En lo que sí quiero ser rotundo es en que no le acepto a nadie dentro del partido que cuestione mi lealtad al presidente del partido y del Gobierno, y mucho menos que cuestionen mi apoyo a los militantes del País Vasco, zona en la que fui candidato en las últimas elecciones municipales. Sobre el País Vasco he escrito otros artículos en los que he criticado muy duramente a HB, a ETA y al PNV.

P. Además, el sector crítico le censuraba las discrepancias que ha mantenido con Rafael Merino y haber desairado a la portavoz del PP en la Diputación, María Jesús Botella, cuñada de Aznar, pero ¿hay algo más que no se haya sabido y que haya desencadenado toda la crisis?

R. No lo sé, pero sí debo decir que es absolutamente falso que yo haya designado un candidato a la Diputación al margen de María Jesús Botella. Los desencuentros con Merino se han producido cuando él no ha respetado los estatutos del partido y se ha saltado a la torera las directrices de la dirección. Lo que sí sé es que hay muchos intereses personales en esta situación y esos intereses han contado mucho a la hora de valorar los tiempos. Ahora han entendido que era el momento más oportuno para dar este golpe de mano que se ha dado a la dirección provincial.

P. En la conferencia de prensa de su despedida hablaba de la lealtad a Aznar y a la presidenta del PP andaluz, Teófila Martínez, pero no ha nombrado ni a Javier Arenas ni al secretario regional, Antonio Sanz.

R. A Aznar y a Teófila son a los que debo mi lealtad. A otros niveles del partido mi opinión es distinta. Tengo mis dudas sobre otros miembros del PP que han preferido no dar su apoyo a la legitimidad que la dirección del PP cordobés ostentaba en base a un congreso.

P. Usted acusó a Arenas y Sanz de estar tras de los críticos.

R. Lo que manifesté fue que la dirección del partido había jugado un papel importante detrás de esa corriente crítica al haber omitido su apoyo a la dirección de Córdoba. Quien taxativamente ha dicho que Javier Arenas estaba detrás de ese sector crítico ha sido el portavoz del Ayuntamiento de Córdoba, Rafael Merino, a un alto responsable de la dirección provincial, al que añadió que, además, todo era una estrategia para conseguir una gestora. Ha habido quien ha tenido una mayor osadía e irresponsabilidad. Es el caso de Juan Ojeda , porque ha situado a Aznar detrás de este asunto y en la creación de esa gestora. Yo tengo la total seguridad de que Aznar no ha estado detrás de ello y espero que Arenas tampoco haya tenido nada que ver.

P. Ha hablado de cierta implicación en esta crisis la cuñada de Aznar, María Jesús Botella, y de la concejal María Antonia Cuadrado, suegra del ministro Francisco Álvarez-Cascos.

R. Sí. Creo que estas dos señoras han tenido mucho que ver en los desencuentros que se han producido en el PP de Córdoba. Su relación familiar, sin lugar a dudas, ha mediatizado las relaciones internas en el grupo municipal del PP, entre el grupo municipal y la dirección provincial y en las relaciones entre la dirección del PP de Córdoba y la regional y nacional.

P. ¿Qué va a pasar ahora?

R. Voy a seguir siendo militante del PP y senador. En cuanto al partido, la situación es complicada. Militantes y miembros de juntas locales nos solicitaban salirse del partido e integrarse en grupos mixtos, los presidentes locales abandonar sus cargos y practicar una actitud de desobediencia hacia la dirección regional y nacional. Yo he pedido prudencia a todos ellos porque, a pesar de todo, deben salvarse las siglas del partido y defender la ideología del PP.

P. ¿Ha hecho alguna autocrítica de lo que ha ocurrido?

R. Hago autocrítica en cuanto a que me equivoqué al pensar que la integración del sector crítico en la dirección del partido podía generar efectos positivos, pero ha sido todo lo contrario. En la dirección han estado aquéllos que han ido horadando la unidad interna, y eso ha sido negativo. Por otra parte, he confiado demasiado en la responsabilidad individual de cada representante institucional. Y me han demostrado, bien por el afán de boicotear el trabajo de la dirección o bien por desinterés en el trabajo del partido, que esa confianza se ha vuelto en sentido negativo.

P. ¿No le parece que también las críticas públicas que ha hecho sobre sus compañeros perjudican a la imagen de la organización?

R. La dirección provincial debe tener un cierto nivel de autoridad, sus decisiones deben ser asumidas por los cargos institucionales, pero cuando eso se incumple no cabe el silencio por respuesta sino llamar la atención a aquellos que lo han incumplido, pero eso ha ocurrido en muy escasas ocasiones.

P. Usted es muy aficionado al deporte. ¿Ha habido juego limpio en el PP de Córdoba?

R. No ha habido juego limpio. Estos 18 meses al frente del partido han sido la experiencia política más amarga desde que me incorporé al mundo del trabajo. El juego limpio está cuando hay lealtad mutua entre los distintos contrincantes. Aquí hemos estado plagados de deslealtades hacia la dirección del partido y eso ha ido pudriendo las relaciones.

P. ¿Cómo se siente personalmente?

R. No me siento en modo alguno satisfecho. Me siento liberado de una carga que era difícil seguir soportando. Ejercer la presidencia del partido se estaba convirtiendo en algo insufrible. Por otro lado, me siento preocupado porque los que van a tener la dirección del partido no se encuentran capacitados democráticamente para ello. Se trata de personas que han vulnerado los estatutos del partido y se les ha consentido que lo hagan.

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