El Sadar vitorea al Alavés europeo
El equipo de Mané obtiene el pase para la UEFA con un gol de Karmona
Miguel Ángel Lotina perdió una buena oportunidad de procurarse unas lujosas vacaciones, al menos pagadas por su club. Según había dicho el entrenador, tenía comprometida con Osasuna una prima de cinco millones de pesetas en caso de ganar ayer. No fue así. El Alavés quitó el caramelo al técnico del equipo navarro. El grupo de Mané dependía de sí mismo, y no falló. La razón es bien sencilla: fue el único equipo que puso una pizca de tensión y que expresó más deseo de ganar. Tenía incluso a El Sadar de su lado. El público de Pamplona se inclinó mayoritariamente por el Alavés en sus preferencias para el puesto que quedaba vacante en la Copa de la UEFA, y llegó a silbar a sus jugadores cuando se acercaban al gol. En realidad, Osasuna, salvo las posibles primas, ya no tenía mucho que jugarse, se salvó una semana antes en San Mamés y el partido derivó más en una fiesta que en un partido de fútbol.
OSASUNA 0| ALAVÉS 1
Osasuna: Sanzol; Cruchaga, Jusué, Josetxo (Rivero, m. 79); Yanguas, Palacios (Muñoz, m. 59), Puñal, Gancedo, Fernando; Aloisi e Iván Rosado (Sabino, m. 67). Alavés: Herrera; Geli, Karmona, Téllez, Llorens; Turiel, Pablo (Witschge, m. 73); Astudillo, Jordi (Magno, m. 80), Ibon Begoña; y Rubén Navarro (Iván Alonso, m. 62). Gol: 0-1. M. 36. Ibon Begoña saca de esquina y Karmona gana en el salto a Gancedo para cabecear el balón por encima de Sanzol. Árbitro: Mejuto. Amonestó a Téllez, Karmona y Muñoz. Unos 19.000 espectadores en El Sadar. El partido se detuvo en tres ocasiones distintas para retirar unos botes que despedían un humo rojizo. Al terminar el choque, hubo una invasión, pacífica, del campo por parte de aficionados de ambos equipos.
El Alavés, a pesar del ambiente, tuvo 36 minutos de incertidumbre, y algunos más. Hasta la primera media hora de juego, todos sus rivales por la UEFA habían marcado en sus respectivos partidos. El séptimo puesto fue pasando de mano en mano. Primero era para el Athletic, luego para el Málaga, más tarde para el Sevilla. Pero, de todos, el Alavés era el único que no tenía por qué mirar a los demás. Cuando el capitán, Antonio Karmona, marcó su primer gol de la temporada, todo resultó más fácil. Ese 0-1 pudo ocurrir mucho antes, de no ser porque Rubén Navarro había malgastado una tras otra vez las múltiples facilidades que le prestó la defensa osasunista. Valdría un dato: según las estadísticas oficiales, el Alavés lanzó, sólo en la primera parte, 13 veces a la portería contraria, por cuatro de su rival.
Al Alavés se le presentó ayer, como en otras tantas ocasiones en las últimas jornadas, toda una autopista para asegurarse con tranquilidad la plaza europea. Sin embargo, se empeñó en buscarse un camino de cabras. Se echó atrás en la segunda parte de manera injustificada, teniendo en cuenta la falta de pegada y motivación de Osasuna. Dio a Gancedo dos oportunidades para ponerle en aprietos. El Alavés llegó a tener una actitud cercana al ridículo. Aunque no tuvo que lamentarse. Suyo fue el séptimo puesto. El de la limosna.
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