'Los comunistas estamos absolutamente actuales'
Después de 21 años al frente del PCA, Felipe Alcaraz deja el cargo con el convencimiento pleno de que su partido se hará cada vez más fuerte. Por eso, propone enseñar el 'rostro comunista' con 'descaro y fuerza'
'Aunque queda nadie huérfanono se quisiera, el PCA va a ir a más y se hará muy fuerte en Andalucía'
'Ni hago falta, ni se . Después de 21 años, no hay ningún 'alcaracista'
Cuando en enero de 1981 fue elegido secretario general de los comunistas andaluces se dijo que sería un hombre de transición. Él asegura que no deja huella porque nunca ha sido un líder, pero sus adversarios le atribuyen un poder omnímodo que se extiende a Izquierda Unida. Profesor universitario de Lingüística y Crítica Literaria, ha alternado el afilado verbo político con el oficio de poeta y novelista. A sus 59 años va a inaugurar una exposición de pintura. Antes le dará el relevo presumiblemente a José Luis Centella en el 8º congreso del PCA, que se celebra el fin de semana en El Ejido (Almería).
Pregunta. Ha cumplido usted 21 años de secretario general del PCA, es como para figurar en el Libro Guinness.
Respuesta. Se puede estar muchos años cuando no se tiene una militancia personalista y existe una dirección muy colectiva. Además, he sido elegido siempre por una gran mayoría. Lo que distingue al PCA en esta etapa (1981-2002) es que nunca he sido un líder de esos carismáticos.
P. Bueno, algunos de sus compañeros aseguran que lo controla todo: el PCA e IU.
R. Nunca he solicitado ayuda personal ante los muchísimos ataques que ha habido, jamás se ha dado el fenómeno de 'todos en torno a mí frente al adversario'. La prueba es que después de 21 años hay muchos comunistas en Andalucía y ningún alcaracista. La unidad se ha conservado en función del liderazgo colectivo, donde las ocho provincias han tenido su representación, como una especie de Estado federal.
P. ¿Alguna vez se ha presentado un candidato alternativo para sustituirle?
R. No. Yo quise retirarme hace dos congresos y hablé con los camaradas más jóvenes y no hubo forma de convencerles. Me dijeron que venían momentos duros y tenía que seguir.
P. Los tiempos vienen igual de duros, o quizás más, ¿por qué esta vez no le han convencido?
R. Me he adelantado yo: hice público que no iba a seguir.
P. ¿Qué legado cree que deja en el PCA?
R. Legado personal, ninguno. Ni hago falta ni se queda nadie huérfano. Es un trabajo colectivo. Bueno, he hecho dos millones de kilómetros en estos últimos años en coche. En el PCA, he vivido tres grandes etapas. Una primera, cuando se planteó la disolución del PCE por parte de un bloque histórico de camaradas, con Santiago Carrillo a la cabeza, que vieron que después de tantísima lucha sólo habíamos sacado el 10% de los votos y bajamos incluso al 3,8%. Pensaron que ya no era factible el proyecto, hubo una lucha fuerte y ganamos. La segunda etapa es muy positiva: cuando se crea Convocatoria por Andalucía en 1984 e Izquierda Unida en 1986. Se comprobó que funcionaba, estuvimos entre el 19% y el 20%, y con el PCA muy fuerte. Y la tercera, que acaba de terminar, empezó con la caída del muro de Berlín y la puesta en cuestión de los partidos comunistas.
P. Una buena parte de IU de Andalucía critica con insistencia la excesiva hegemonía del PCA.
R. Son críticas a nivel de enunciado. En la fase de crisis profunda de IU por los resultados electorales se dijo esto, pero el debate de fondo es que si desaparece el PCA hay gente que puede tener la tentación de convertir IU en una plataforma electoral, basada en métodos electorales. Y que la gente se una en torno a personas y a discursos electorales, sin ninguna cohesión ideológica ni defensa de valores. Ése era el debate de fondo: para hacer que IU fuera una plataforma electoral, naturalmente había que acabar con el Partido Comunista.
P. Pero la última crisis, la más fuerte, parte de miembros del PCA, quienes decían, dicen, que el PCA no debe tomar decisiones con anterioridad a que se pronuncien los órganos de IU, porque, como son mayoría, condicionan las decisiones de la federación.
R. ¿Eso no se lo dicen al resto de los partidos? ¿La CUT y los verdes pueden hacerlo y nosotros no? ¿Y por qué?
P. La verdad es que son ustedes muy mayoritarios.
R. No, no, somos la mitad. En Izquierda Unida, hay una ley, entre comillas, que dice que antes de que resuelva IU todo el mundo puede opinar, incluso públicamente, y la soberanía de IU consiste en que una vez que se pronuncia todos tenemos que acatarlo. ¡Lo que faltaba ahora es que los comunistas no pudiéramos opinar! El debate real es lo que dice Ernesto Caballero, que lo que algunos pretenden es que el Partido Comunista se convierta en una especie de fundación interna, en un club de debate y, en todo caso, hacer casetas de feria para conseguir algún dinerillo. No, no, el PCA es un partido con todas sus obligaciones y derechos, que se inserta en IU, como el resto de los partidos. Ya digo, el debate de fondo era que el Partido Comunista sobraba, claro.
P. Ha dicho usted que la gran esperanza de la izquierda son los independientes.
R. El PCA ha trabajado tradicionalmente con muchos aliados. Ésta es una herencia que tiene IU, que se va a ver ahora en las municipales, porque la mitad de las candidaturas son independientes. O sea, que las dos fuerzas fundamentales en IU son el PCE y los independientes. Pero también las fuerzas cualitativas son importantes, como la CUT, los verdes, las mujeres, los socialistas auténticos. Todo sigue en una pluralidad real.
P. ¿A qué achaca el retroceso vertiginoso de IU?
R. La gente pensaba que bastaba con la socialdemocracia, con dos grandes fuerzas -más las nacionalistas (en función de los intereses territoriales de las burguesías catalana y vasca)-, y que no hacíamos falta. Pero de algún tiempo a esta parte hay una reacción mundial, también en España, que va a hacer que cobremos actualidad. ¿Qué es lo que ha pasado en Francia? Jospin y los comunistas han asumido las privatizaciones, la guerra, y han hecho una renovación que al final los ha llevado a discutir que si más policías o menos policías... Hay que jugar con mucho descaro la nueva situación, mucha fuerza. Tenemos que dar lo que somos, nuestro propio rostro, somos una fuerza revolucionaria, con independencia de que para frenar a la derecha hagamos pactos en los ayuntamientos y en las comunidades autónomas. Junto a otros, hay que responder al neoliberalismo, pero siempre que se recupere el proyecto en su conjunto, no de tres dirigentes salvadores que den bien en la tele.
P. Muchos téoricos sostienen que los partidos comunistas son un anacronismo.
R. El neoliberalismo, que empezó suave, ahora, sin vergüenza de ningún tipo, va machacando como una locomotora, sobre todo en las libertades y el modelo social. En estos momentos, el movimiento antiglobalización es la única alternativa, y el Partido Comunista milita en este movimiento. Por eso los comunistas estamos absolutamente actuales. Además los comunistas españoles luchamos contra el franquismo, somos una parte estructural de la libertad y no tenemos que tener vergüenza de nada. Militamos como comunistas muy orgullosos y actualizados. La alternativa va a pasar ahora por proyectos transformadores como el Partido Comunista, IU, como todo lo que se cuece en el movimiento antiglobalizador. De cara el futuro, un futuro que marca la involución de la ultraderecha, aunque no quisiéramos Partido Comunista, se va a hacer un Partido Comunista muy fuerte en Andalucía.
P. ¿Aventura que el PCA va a ir a más?
R. Sí, por los tiempos que corren. Le Pen está en todas partes, la ultraderecha y la derecha conservadora tipo Aznar, que se va paseando por Europa diciendo que, con consenso social, está privatizando más que nadie, cambiando el modelo social, quitando a los parados que son una partida de sinvergüenzas y, naturalmente, persiguiendo a los inmigrantes. Dice que lo está haciendo con consenso social, pero le vamos a demostrar que no, y desde la izquierda, no desde la disputa del centro.
Pregunta. Asegura que el PCA va a ser muy fuerte, pero la realidad es que los electores lo hacen cada vez más débil.
Respuesta. Efectivamente, como partidos comunistas en Europa hemos bajado en todas partes: Francia, Italia, Portugal... Pero a partir de ahora viene un momento de renovación profunda, que no es cambiar caras para seguir haciendo la misma política, como hace la política mercantil europea. A partir de Seattle, Porto Alegre, Praga, Roma y Barcelona se ha articulado una alternativa y nosotros no podemos ir a esa alternativa con el discurso políticamente correcto. Va a hacer falta gente que piense que hay que cambiar muy a fondo las cosas, con dos discursos, todavía en negativo: no a la guerra y no a la política neoliberal. Y desde luego la forma de hacer política.
P. Cuando dice que el PCA tiene que ir enseñando su propia rostro, ¿sugiere que el PCA se presente en solitario a las elecciones?
R. Nuestro proyecto irrenunciable es IU. Estamos desde 1984 en esa idea: el Partido Comunista solo no puede, y así lo asumimos todos. Aceptamos como irreversible ceder una parte de nuestra soberanía y no presentarnos a las elecciones. Nos da la razón el movimiento antiglobalización: el todo es más importante que las partes, pero no existe el todo sin las partes. Es parte de la cultura comunista en España, ya lo intentamos con el Frente Popular. Aparacer con nuestro propio rostro es aparecer realmente diciendo que estamos frente al neoliberalismo, desde una proyección alternativa muy seria. Sé que lo que estoy lanzando es un discurso que tiene que tener la prueba electoral práctica, la de la movilización ya la tiene. Hay que meterse ahí, en el movimiento antiglobalización como una respuesta muy nueva, muy arriesgada y peligrosa -porque va a responder el neoliberalismo-, pero hay que meterse en la antiglobalización.
P. ¿Propone que el PCE se meta en la antiglobalización o que la controle?
R. Todo lo contrario, bajo ningún concepto, cuando se quiera controlar es que no se ha comprendido lo que es la antiglobalización. Ninguna de las partes puede intentar controlar o ser los portavoces. No vamos con ánimo electoral, sino con la idea de que también se puede gobernar desde la calle, que se puede influir, determinar, que no hay por qué pasar al gobierno, y cuando pasas al gobierno para frenar a la derecha no se puede pasar para hacer lo contrario de lo que has dicho. Nosotros no tenemos que salir como gente respetable, como políticamente correctos y quedar bien ante el centro, tenemos que salir como lo que somos, aunque al final sólo nos acompañe un 10% de la población. Como comunistas, revolucionarios, eso somos.
'Hay que meterse con fuerza en el movimiento antiglobalización'
Pregunta. Asegura que el PCA va a ser muy fuerte, pero la realidad es que los electores lo hacen cada vez más débil. Respuesta. Efectivamente, como partidos comunistas en Europa hemos bajado en todas partes: Francia, Italia, Portugal... Pero a partir de ahora viene un momento de renovación profunda, que no es cambiar caras para seguir haciendo la misma política, como hace la política mercantil europea. A partir de Seattle, Porto Alegre, Praga, Roma y Barcelona se ha articulado una alternativa y nosotros no podemos ir a esa alternativa con el discurso políticamente correcto. Va a hacer falta gente que piense que hay que cambiar muy a fondo las cosas, con dos discursos, todavía en negativo: no a la guerra y no a la política neoliberal. Y desde luego la forma de hacer política. P. Cuando dice que el PCA tiene que ir enseñando su propia rostro, ¿sugiere que el PCA se presente en solitario a las elecciones? R. Nuestro proyecto irrenunciable es IU. Estamos desde 1984 en esa idea: el Partido Comunista solo no puede, y así lo asumimos todos. Aceptamos como irreversible ceder una parte de nuestra soberanía y no presentarnos a las elecciones. Nos da la razón el movimiento antiglobalización: el todo es más importante que las partes, pero no existe el todo sin las partes. Es parte de la cultura comunista en España, ya lo intentamos con el Frente Popular. Aparacer con nuestro propio rostro es aparecer realmente diciendo que estamos frente al neoliberalismo, desde una proyección alternativa muy seria. Sé que lo que estoy lanzando es un discurso que tiene que tener la prueba electoral práctica, la de la movilización ya la tiene. Hay que meterse ahí, en el movimiento antiglobalización como una respuesta muy nueva, muy arriesgada y peligrosa -porque va a responder el neoliberalismo-, pero hay que meterse en la antiglobalización. P. ¿Propone que el PCE se meta en la antiglobalización o que la controle? R. Todo lo contrario, bajo ningún concepto, cuando se quiera controlar es que no se ha comprendido lo que es la antiglobalización. Ninguna de las partes puede intentar controlar o ser los portavoces. No vamos con ánimo electoral, sino con la idea de que también se puede gobernar desde la calle, que se puede influir, determinar, que no hay por qué pasar al gobierno, y cuando pasas al gobierno para frenar a la derecha no se puede pasar para hacer lo contrario de lo que has dicho. Nosotros no tenemos que salir como gente respetable, como políticamente correctos y quedar bien ante el centro, tenemos que salir como lo que somos, aunque al final sólo nos acompañe un 10% de la población. Como comunistas, revolucionarios, eso somos.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.