Monólogo azulgrana en el 'derby'
Kluivert y Xavi plasman el absoluto dominio del Barça ante un encogido Espanyol
El Camp Nou bajó la persiana con cierto alivio si se atiende a cuanto había en juego en la jornada. El Barça remitió al Espanyol a sus cosas, la ciudad deportiva y sus cuitas con el técnico, porque de su presencia en el estadio no quedó constancia, así que más que derby hubo monólogo; los azulgrana encontraron acomodo momentáneo en la próxima Liga de Campeones por el gatillazo del Celta; el Madrid encalló en Chamartín, y el Valencia salió campeón en Málaga. Visto así, parecía un día para emborracharse, y sin embargo, la gent blaugrana se lo tomó con calma, piano, piano, porque hay poco que celebrar este año, y aún queda un último partido en Zaragoza.
La dimisión del Espanyol fue tan escandalosa que rebajó el excelente partido del Barça. Los barcelonistas le dieron un meneo de aquí te espero a los blanquiazules. Tuvieron la pelota, se desplegaron con gusto, se perfilaron con saña para el remate y chutaron, cabecearon y descargaron más disparos que nunca. Hasta que llegó el tanto de Kluivert, justo cuando ya había cola en el bar para atrapar la cerveza del descanso y la hinchada ponía a los suyos a caer de un burro, el portero, los dos centrales del Espanyol y el poste izquierdo de Argensó habían escupido dos remates cada uno por lo menos. No había manera de que el Barcelona metiera un gol, un asunto que se repite partido a partido, con indepedencia del torneo en juego y que, al fin y al cabo, explica en parte por qué el Barça está donde está, es decir, en ninguna parte.
BARCELONA 2| ESPANYOL 0
Barcelona: Bonano; Puyol (Reiziger, m.84), Abelardo, Frank De Boer, Motta; Luis Enrique (Geovanni, m.79), Xavi, Cocu; Kluivert (Fernando Navarro, m.73); Saviola y Overmars. Espanyol: Argensó; Navas, Lopo, Soldevilla, Ricardo Cavas; Àlex Fernández, Paulo Sousa (Iván Díaz, m 72); De Lucas (Català, m.90), Pacheco (Palencia, m.66), Roger; y Tamudo. Goles: 1-0. M.45. Kluivert remata desde el punto de penalti un centro de Overmars desde la izquierda. 2-0. M.74. Xavi transforma un libre directo desde la frontal, haciendo pasar el balón por encima de la barrera y ajustado al travesaño. Árbitro: Ansuátegui Roca. Expulsó a Lopo con tarjeta roja (m.90) y a Àlex Fernández (m.78) por doble tarjeta amarilla. Amonestó a Soldevilla, Lopo, Navas, Tamudo, Motta y Overmars. Camp Nou. Unos 65.000 espectadores.
Puede que el Espanyol se confiara demasiado. Por un momento, justo cuando saltó a la cancha, pareció que iba a por el partido, porque Tamudo se dejó caer por el flanco de Frank de Boer y le buscó las cosquillas en un par de regates. A la picardía y esprint del delantero centro se sumó Paulo Sousa, impecable en sus dos primeros cambios de orientación. Ocurrió, sin embargo, que el plantel de Flores se vio muy pronto desbordado y tuvo que aplicarse demasiado en las faltas tácticas. No pudo conservar el balón, siempre gobernado por el Barcelona, más poderoso en la presión y diligente en la elaboración. Luis Enrique rompió a menudo por el medio y Overmars le quebró el espinazo a Navas. El gol de Kluivert salió justamente de la bota del extremo, que puso el cuero una y otra vez para la llegada de medios y delanteros. Únicamente la falta de puntería azulgrana mantuvo al Espanyol en el partido.
La benignidad azulgrana no tuvo réplica en el bando blanquiazul, que no encontró la manera de parar al contrario pese a que reincidió en las faltas. Y penó por su cicatería: perdió a Àlex Fernández y Lopo por expulsión y encajó el segundo tanto en un libre directo transformado por Xavi, que telegrafió el remate. Merecía el medio centro el gol porque jugó como un ángel.
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