Valencia 2002: democracia frente a fundamentalismo
El calibre del conflicto que enfrenta a israelíes y palestinos en Oriente Próximo capitalizó ayer todas las intervenciones de las personalidades invitadas a participar en Valencia 2002, el foro civil paralelo a la Conferencia Ministerial Euromediterránea que se celebra este fin de semana en la capital. Representantes de ONG, pacifistas y miembros de asociaciones civiles árabes e israelíes apuntaron sin fisuras a Ariel Sharon, primer ministro israelí, como máximo responsables de una situación que el propio Eduardo Zaplana calificó ayer sin ambages como 'conflicto bélico'.
La escritora y periodista argelina Salima Ghezali, directora del semanal La Nation y premio Sajarov de la Comisión Europea, se expresó en términos pesimistas sobre un retroceso a 'métodos antiguos, brutales que redefinen el mundo según la conciencia de las civilizaciones'. Y apuntó la necesidad de atender el clamor de los pueblos oprimidos para prevenir el estallido de conflictos.
Ismael Daeq, portavoz de la plataforma de ONG de Palestina, recordó que un 80% de los palestinos viven en la pobreza y se preguntó por la capacidad de resistencia de un pueblo 'estrangulado'. Recordó que incluso las ambulancias se han convertido en objetivo militar para el Ejército israelí en los territorios sobre los que formalmente se asienta la Autoridad Nacional Palestina (ANP) y concluyó: 'No estamos contentos con las posturas europeas. Debo decir a todos los gobiernos que si siguen con su silencio también son cómplices de esta opresión'.
Ilan Halevi, asesor de Yaser Arafat, presidente de la ANP, denunció el doble lenguaje de la Administración de Estados Unidos hacia Israel, que combina la condena con el aliento, e ilustró su aportación con una imagen: 'Los Estados Unidos siempre han sido un pueblo de colonos, de cowboys que desplazaron a los indios de sus tierras, por eso se identifican plenamente con Israel y su política de asentamientos'.
El pacifista israelí Peretz Kidrón, representante del movimiento Yesh Guvl (Hay un límite), denunció el profundo calado del 'lavado de cerebro' que sufren los israelíes por parte de los medios de comunicación oficial, que utilizan el amendrentamiento de la población ante los ataques suicidas para legitimar el uso de la violencia militar. Kidrón afirmó que 'el 72% de la población de Israel apoya a Sharon y su política de guerra en Palestina'. Sólo apuntó una esperanza anclada en 'la creciente polarización de la sociedad israelí ante el conflicto'.
El dirigente de la platataforma de ONG de los países árabes, el palestino Jonathan Kuttab, invocó la incapacidad de los occidentales para captar la 'verdadera desesperación que vive el pueblo palestino' en unas circunstancias en las que 'prevalecen el sufrimiento y la destrucción'. Pero afirmó que el conflicto es precisamente la oportunidad 'para que la región vuelva a empezar de cero'.
Kuttab alertó sobre las dos posibilidades abiertas para el mundo árabe en las circunstancias actuales: 'Nos queda la posibilidad de abandonar el mundo moderno y volver al fundamentalismo o de unirnos definitivamente al mundo moderno a través de los derechos humanos, la democracia y la participación'.
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