Infinito a escena

Se trata de escenificar el infinito. De dar cuerpo a un concepto que si bien es materia de estudio de las matemáticas, la filosofía o la teología no es ajeno al lenguaje más corriente. Ni al teatro. Para tal pretensión se ha elegido un lugar cuyas dimensiones y evocaciones participan de manera decisiva en el montaje de Infinities: la enorme nave de la antigua siderurgia saguntina. Se han dispuesto cinco escenarios, dispersos por toda la instalación, para poner en escena el proyecto ideado por el prestigioso director teatral italiano Luca Ronconi a partir de un texto del matemático John Borrow. La ciencia y el teatro se cogen de la mano en esta obra en la que se representan algunos de los interrogantes cotidianos que provoca el infinito. A saber: la eternidad, la inmortalidad, el viaje en el tiempo, la replicación (la clonación)...

Lo que se verá en Sagunto entre el 19 de abril y el 21 de mayo será una versión adaptada al espacio que una vez almacenó las enormes piezas de los Altos Hornos del montaje representado en el Teatro Piccolo de Milán el pasado mes. Escenario, obra y protagonistas fueron presentados ayer a los informadores en una de esas cinco escenas sucesivas, la que tiene por decorado una antigua máquina de tren, con heterodoxos vagones, que recorría las instalaciones siderúrgicas.

Pero éste no es el principio, sino el final. Cuando el público accede a la herrumbrosa sala se interna por una especie de túnel que va a dar a la primera escena, titulada Bienvenidos al hotel infinito, donde un número infinito de habitaciones deben albergar a otro tanto número infinito de viajeros. A continuación, el espectador se enfrentará al interrogante sobre qué pasaría si no existiera la muerte, si se viviera eternamente, qué problemas suscitaría. La tercera escena, La paradoja de la replicación infinita, penetra en el misterio de la replicación, de las copias idénticas, de la identidad. El siguente escenario reflexiona sobre si el infinito es un número muy grande, o todo lo contrario, es nada. La quinta y última escena, es una representación del viaje por el tiempo, que rompe la idea de que el tiempo es lineal.

Vicente Genovés es el realizador de esta adaptación que cuenta con un reparto íntegramente formado por actores valencianos, como Diego Braginsky, Martín Cases, Empar Ferrer, Pepe Galotto, Inma Sancho y Carles Sanjaime, entre otros, y que funciona como una coproducción entre el Piccolo y la Fundación de la Ciudad de las Artes Escénicas de Sagunto. Incluye un seminario sobre teatro y ciencia, coordinado por Carmen Morenilla.

Dice Genovés, que ha trabajado en Milán con Ronconi -que intentará visitar Sagunto-, que el director italiano 'como mínimo inventa el teatro infinito o circular' con este montaje que considera una 'genialidad'. Apunta el director del Piccolo, Sergio Escobar, que se trata de la 'búsqueda de un nuevo lenguaje para el teatro'. Se pregunta Juan Vicente Martínez Luciano, traductor y adaptador, si de verdad se quiere vivir eternamente. Insiste la subsecretaria de Promoción Cultural, Consuelo Ciscar, en que la nave saguntina es 'realmente impactante'. Y añade el arquitecto Julián Estaban Chapapría, responsable de la escenografía, que el montaje 'aprovecha toda la nave'. Y es que la herrumbrosa nave, en vías de una rehabilitación que no modificará su aspecto abandonado, será una de las protagonistas. Falta por ver si eclipsará al resto de Infinities.